HAIKU

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Núcleo – Producciones Audiovisuales presenta: haiku

HAIKU. 2006. Río Cuarto –Córdoba- . Guión y Dirección: CLAUDIO ASAAD. Interpretes: BRUNO BORGHI, MARCELA LUKASIEWICZ, MAURO ROSSI

El Haiku cómo género poético es contenido y forma de una historia en
la que tres personajes – Laura, Juan y Demián – intentan con la palabra
resolver la dificultad del lenguaje de las pasiones y el amor. Ubicados
en un espacio atemporal de la historia, el relato va desgranando la
densidad de diferentes momentos de sus vidas en los que las emociones
se trasladan a un ambiente poético con la intención de construir en
cada escena, una estructura afín al Haiku. Los poemas en los que se
inspira y la articulación de cada escena muestra como los personajes
van comprendiendo que en la vida las relaciones no hacen al amor, sino
a la imposibilidad de consumarlo.

Guión y Dirección: Claudio Asaad.
Nació en Río Cuarto, el 16 de agosto de 1963. Magíster en Comunicación.
Especialista en Comunicación Audiovisual. Docente en la Universidad
Nacional de Río Cuarto. Integrante de Caja Negra desde 1991. Publicó el
libro de poemas “Herida Púrpura”. En 2006 realizó el mediometraje
“HAIKU” y trabaja en la postproducción de “LIBANO”.


Cámara: MARTÍN TARTARA CLAUDIO ASAAD

Iluminación y sonido directo: JIMENA KUNZ NOELIA CASTILLO

Vestuario y Maquillaje: SILVIA LABORDE PATRICIA CEPPA

Sonido en estudio: BRUNO PONSO

Primera Edición JIMENA KUNZ MARTÍN TÁRTARA

Edición Final MAURO ROSSI

Asistente de Producción: NOELIA CASTILLO

Producción: PATRICIA CEPPA SILVIA LABORDE

Dirección de Actores: ANA LÍA VINCENTI

Asistente de Dirección: JIMENA KUNZ


Entrevista realizada por Laura Pereyra

No puedo decir que la película gusta, porque la verdad uno
estaría mintiendo, Haiku es demasiado para una palabra tan chiquita… En
realidad ver Haiku es desenredar las telarañas que ocuparon los vacíos
de poesía, es llenarse el alma con imágenes simples que a la luz de un
director se transforman en obras de arte…

Es ver que el mate cocido, las manzanas, los cuadros, la poesía,
los ojos, los silencios pueden ser mucho más que ellos mismos, pueden
transmitir la tristeza de los desencuentros, las texturas de las
caricias, la insoportable levedad del ser, la monotonía de los días…

Haiku son pedacitos de palabras, de esas que nombramos a diario,
pero dichas visceralmente, desde adentro, con la profundidad que se le
otorga a los actos simples y trascendentes…, tal vez por eso uno se
conmueve al escuchar “Es bueno saber que puedo rechazarte, que puedo
prescindir de vos luego de haberme desesperado por tu abrazo” y es un
puñal la mirada con que se alumbran las pequeñas muertes cotidianas,
los sueños rotos, las caricias que no llegan, los miedos latentes…

Haiku es un mediometraje, una película y es mucho más… Es la
osadía por atreverse a hacer algo diferente, es el goce por dejar salir
hacia fuera los vuelos de un grupo de personas que entienden que el
soñar se puede llevar a la práctica, es la exquisitez de decir las
cosas, la búsqueda por ir hacia la esencia de cada simple acto y allí
parir esa conjunción de nacimientos que es cada plano, cada escena,
cada sonido, cada poema o palabra o silencio…

Haiku no es una obra que le gustará a todos, porque los que se
atrevan a verla deberán entrar en conexión con su lado más sensible,
con los terrores que ocultamos, con el juego de las relaciones, con la
aceptación de que nada es tan extremo y que los grises de la vida nos
surcan por donde miremos…

Inevitablemente los que la vean quedarán con sensaciones
encontradas, con la respiración cortada por momentos, con palabras
retumbando en la mente de esas que te siguen en el camino y continúan
susurrándote al oído…

El encuentro se da antes de la presentación, ellos, los
artistas, están ubicados en el teatrino de la Trapalanda, ellos, estos
seres con vuelos, son: Claudio Asaad (guionista y director), Analía
Vincenti (directora de actores), Marcela Lukaciewkz (actriz
protagonista), Bruno Borghi y Mauro Rossi (actores protagonistas),
Martín Tártara (cámara), Jimena Kuntz (asistencia de dirección,
iluminación y sonido), Silvia Laborde y Patricia Cepa (productoras,
maquilladoras y vestuario), Noelia Castillo (asistente de producción),
Charly Pascual (títulos y créditos) y Bruno Ponzo (encargado del
doblaje de la película)…

Ellos son Haiku, ellos son la esencia de lo que se ve y no…

¿Qué es Haiku en el contexto de esta película?

Claudio- Era una idea que tenía desde hacía mucho tiempo, sin
embargo no me daba cuenta en qué iba a terminar concretándose, si en
una obra de teatro, un cuento, una novela o una película.

Siempre me impresionó el poder de síntesis del haiku como un
género poético, más que nada porque no tiene ninguna pretensión lírica,
ni metafísica, el haiku sólo trata de describir y condensar una
situación que el poeta está mirando. Precisamente la pretensión de la
película es esa, no develar una verdad, ni quiere convertirse en un
espacio de reflexión filosófica, nada de eso, los personajes viven algo
que tiene que ver con las relaciones humanas y la vida cotidiana y
poetizan lo que está a nivel de pensamiento.

La película en vez de tener diálogos que son cotidianos como “la
pava hirvió” o “servime el té” intenta que cada escena esté condensada
en un haiku, o sea la misma capacidad que tiene el haiku de empezar,
concluir y dejar en la atmósfera algo pendiente. En el contexto de esta
película hay dos cosas que tienen que ver con los haikus, una es esa y
otra la presencia de los haikus de Borges y actores clásicos japoneses.

Yo creo que esta película se caracteriza porque la atraviesa la
idea del encuentro y desencuentro entre la palabra y la imagen y ambas
compiten por un espacio perceptivo.

¿Hay características propias del cine Argentino en Haiku?

Claudio- Creo que no es una película tradicional. Haiku tiene
identidad propia y encuentra su relación con el cine argentino en el
sentido de que hay una búsqueda de espacios más despojados, de
silencios. El cine argentino tiene la nostalgia de las perdidas y las
ausencias. Yo creo que las generaciones entre 25 y 50 años han pasado
por distintas etapas del país, cargando con nostalgias y melancolías y
eso se traslada al cine en la definición de los planos, en la manera de
componer los espacios, en ciertos silencios y en lo que no se dice
fundamentalmente.

¿Cómo fue el proceso de creación de la película, qué necesitabas decir al principio y qué terminaste diciendo?

Claudio- El proceso de creación tuvo dos etapas muy grandes,
primero fueron textos, después diálogos y después se convirtió en
película, y llegó a ese punto porque la palabra no alcanzaba y
necesitaba estar llena de otras cosas. Creo que fundamentalmente si
tiene un nervio o un sentido la película es el encuentro-desencuentro
del que hablaba recién. Lo que necesitaba decir tenía que ver con la
etapa de la vida que estaba viviendo, relacionado con la imposibilidad,
donde nada era mucho en lo trágico, ni en lo feliz, era eso lo que
había y también podía ser otra cosa, aunque fuera eso lo que quedaba…

¿Cómo se encontraron como grupo para llegar a una película?

Claudio- Lo particular de esta película es la experiencia de
búsqueda, no podemos decir que es un ficcional experimental, pero sí es
un ficcional, hay una búsqueda grande en la exposición que luego tiene
que transmutar en el significado. Creo que el equipo se reunió porque
ante todo somos amigos, a nosotros primero nos unió el afecto, la
motivación y tener un objetivo más o menos común, que era hacer algo,
porque sentíamos el compromiso al estar en un área relacionada con el
arte. Siento que cada uno le aportó a la película lo mejor de sí. El
encuentro con Analía fue maravilloso porque le aportó mucho a la
película. Patricia y Silvia fueron muy importantes en la producción y a
Martín, Jimena y Noelia los siento como mis hijos adoptivos, ellos
fueron alumnos míos, y puse mi absoluta confianza en ellos por el
compromiso que pusieron. Respecto a los actores no los conocía, excepto
a Mauro, y la verdad estoy muy contento con la elección de los mismos,
no me arrepiento para nada. Algo que parecía muy difícil y que iba a
implicar mucho trabajo, que de hecho lo fue, nos generó mucho placer y
alegría y podría decir que la película fue todo lo que nos pasó en el
proceso de filmación…

¿Cómo se hace un casting de actores?

Claudio- Hicimos un casting muy objetivo, coincidimos en la
elección de los actores con Analía, a quien le traumaba la idea de
tomar la decisión porque los elegidos eran de su grupo de teatro. La
elección se debió a que estos actores han aprendido a actuar y una
forma de teatro que tiene que ver con la estética de la película y con
las formas de ver las cosas y pensarlas…

Analía- Claudio quedó con la decisión, porque cualquiera podía
pensar que me iba a faltar objetividad porque los tres actores se
formaron conmigo, sin embargo estaba convencida de que ellos iban de
acuerdo al proyecto de Claudio, los conozco mucho y confío en ellos.
Por ejemplo Marcela me parece una actriz espectacular, de una finura y
delicadeza única, tiene la palabra perfecta, la mirada justa, era ideal
para la película, así como los chicos… –

¿Cómo fue el trabajo durante la película?

Claudio- Nosotros trabajamos de una forma muy particular, los
chicos recibían a último momento el guión, mi idea fue nunca mostrarlo
completo y la verdad es que dio mucho resultado, no grabamos con una
cronología por lo tanto no había una cuestión secuencial. Mi hipótesis
por la cual no les di el guión completo fue porque si ellos sabían lo
que les iba a pasar a los personajes para mí iban a perder la
potencialidad y esencialidad de ese momento…

Realmente estoy asombrado del tono que logró la película, la
atmósfera, el ambiente mágico de comprensión que se obtuvo aún cuando
los actores no sabían lo que estaba pasando… Estaban totalmente
concentrados y vivían el presente profundamente, sin saber el pasado,
no tenían ni siquiera una idea del montaje, les dábamos algunas ideas
de que un suceso pasaba después o antes de tal cosa. Analía- Los chicos
están acostumbrados no sólo a trabajar con la cabeza sino también con
la inteligencia del cuerpo, usamos todo lo que nos puede permitir el
cuerpo, cada parte con su pensamiento, sensación, emociones y
significados.

¿Cómo abordaron a los personajes?

Marcela: La forma de trabajo era distinta, íbamos trabajando las
causas y consecuencias. Siempre se nos dieron las pautas de las
personalidades para ir manejando distintas situaciones porque no
teníamos el texto, fuimos trabajando los por qué…

¿Cómo vivían los fines de semana de filmación?

Bruno: Era un regalito el fin de semana, si bien era algo que
nos tocaba hacer, estaba buenísimo y a parte del arte uno rescata a la
gente que estuvo ahí, que son seres hermosos…

¿Qué les deja la película desde el lugar de actores?

Marcela- Poder hacer lo que uno ama, o sea actuar es un regalo y
hacer una película es el sueño de uno. En la realidad hay mínimas
posibilidades para un actor de poder hacer aunque sea un bolo y haber
entrado en esta película por la calidad poética, la belleza del guión,
la fotografía impresionante es algo muy inmenso para nosotros y vanos a
estar agradecidos de por vida…

¿Cómo fue el proceso de salir del personaje que encarnaron durante los dos meses de trabajo de filmación?

Marcela- Fueron dos meses en donde sólo filmábamos los fines de
semana, por lo tanto durante la semana no podíamos perder la esencia
del personaje, uno no se podía despegar del mismo y si bien no filmabas
durante cinco días lo tenías que llevar para poder enganchar la semana
siguiente con la misma fuerza y con lo que traía el personaje… Por
eso fue difícil y dolorosísimo separarse del personaje cuando dejamos
de filmar…

Claudio: El personaje de Marcela era muy comprometido, mientras
que el de Bruno era mucho más denso, era mirar la vida desde otro lado

Bruno: Mi personaje estaba más relacionado con las miserias del
ser humano, y creo que todos las tienen y también sus grandezas,
entonces uno se tiene que poner en contacto con las mismas y eso no
está bueno, pero se aprende… Me encantó hacer ese personaje, me
pareció muy interesante y a la vez desafiante…

¿Cómo fue la producción de una película en el contexto de Río Cuarto?

Silvia: No es fácil porque tenés que buscar todo vos. Uno hizo
todo esto por amor al arte, pero esto implica una inversión que estaría
bueno que para un próximo proyecto estuviera subsidiado. Para Claudio
implicó un gran gasto, porque con la marcha se tuvieron que cambiar
equipos, y tener la tecnología acorde para que la película fuera de
calidad…

Patricia: Se hizo con toda la alegría de lo nuevo, disfrutamos
cada momento, y estamos seguras de que para una próxima producción hay
muchas cosas que las haremos mejor por el aprendizaje que tuvimos en
Haiku…

¿Ustedes que parieron de a poquito la película, sienten un desarraigo ahora que está terminada?

Jimena- Es nuestro hijito, fue mucho más el proceso de hacer la
película, que la presentación de la misma, hasta uno siente cierto
egoísmo y celos que la vean, porque uno la siente muy propia

¿Qué esperan del público de Río Cuarto?

Claudio-Nosotros siempre hemos coincidido con Analía que uno no
hace para un público, sino que hace por el impulso de generar este tipo
de cosas que amamos tanto y en realidad lo que uno espera es que la
gente lo cuide porque tiene mucho material sensible de cada uno de
nosotros…

Las primeras palabras del guión que Claudio Asaad escribió
fueron “Ella no puede dormir y ese no es el problema …”, palabras
pequeñitas que se transformaron en Haikus, sensaciones que erizan la
piel, silencios hondos que nos muestran la cobardía de las propias
resignaciones, anhelos surcados por los quebrantos…

Cómo explicar Haiku…, es difícil para hacerlo sólo con
palabras, es que uno necesitaría de la belleza de sus tomas para
mostrar a todos que es una película que vale la pena ver con todos los
sentidos y una vez terminada necesita hablarla, necesita tener un
compañero para abrazarlo, necesita taparse los oídos para volver a
escuchar las canciones que quedaron dando vueltas en la cabeza…

Haiku, entonces, es mucho más que una película, es un dictamen,
un manifiesto, una visión de la vida, es una daga que te atraviesa el
alma y te deja goteando sueños…

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