Tenemos que hablar de Kevin

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La escocesa Lynne Ramsay (Cazador de ratas, de 1999 y El viaje de Morvern, en 2002) dirigió este controvertido y polémico film sobre la particular relación  de una madre con su hijo


¿Violencia inexplicable?

Por Analía Casero 
Tenemos que hablar de Kevin. We need talk about Kevin. Gran Bretaña, Estados Unidos. 2011. 122’.Director: Lynne Ramsay. Intérpretes: Tilda Swinton, John. C. Reilly, Ezra Miller.

Eva y Kevin son madre e hijo pero no conforman lo que podría denominarse una relación de sangre convencional. Nada de eso; entre ellos hay aceptación y rechazo en partes iguales desde el primer momento en que estuvieron juntos. Eva piensa: ¿es normal odiar a un hijo? Kevin piensa: ¿es posible aborrecer a una madre? Hallar la respuesta no será algo simple.

La escocesa Lynne Ramsay dirigió este controvertido y polémico film pero no es la primera vez que la realizadora se mete con temas escabrosos; ya lo había hecho en Cazador de ratas (1999) y El viaje de Morvern (2002). Ramsay se basó en el libro homónimo de Lionel Shriver que tiene un formato epistolar pero que aquí ha desaparecido casi por completo.

La familia que conforman Eva y Kevin esta compuesta por dos integrantes más: Franklin el esposo de Eva y Lucy la hija de ambos.

Tenemos que hablar de Kevin roza los limites del horror y del melodrama pero nunca se excede de ellos. Ramsay dice de su obra: “Creo que uno de los subtextos de la película es la fachada del funcionamiento de la familia americana. Los padres no actúan porque actuar sería admitir que su familia es una farsa. En realidad quería llamar al film ‘Performance’. De eso se trata. El padre esta mirando para otro lado, la madre no esta bastante allí y el hijo se esta volviendo contra cada uno. Es el drama familiar llevado a extremos terribles”. La directora llegó a los Estados Unidos y se encontró con algunas dificultades: sólo 30 días para rodar y un sindicato de actores que controla celosamente las jornadas de trabajo de los niños. Ramsay recalca que su última película no es sobre temas de actualidad.

El film cuenta dos historias en paralelo: por un lado, la situación actual de Eva quien a su vez reconstruye su pasado el cual implica el nacimiento y crecimiento de Kevin hasta la adolescencia de este  y por otro lado, muestra como se fue sucediendo el evento trágico; es interesante que a pesar de esto la película sea de algún modo circular ya que retorna a la frase inicial: “Tenemos que hablar de Kevin”.

La elección del nombre de Eva no es para nada inocente y sí una propuesta más que simbólica.

Las imágenes que dan inicio a la cinta son unas de las más perturbadoras de los últimos tiempos y, además, anticipatorias de los caminos por los cuales va a transitar la historia.

A medida que avanza el relato algunos momentos llevan a enlazar Tenemos que hablar de Kevin con La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski.

Eva esta interpretada por la sensacional Tilda Swinton (Orlando, Quémese después de leerse), John C. Reilly (Magnolia, Un dios salvaje) se pone en la piel de Franklin y Ezra Miller (Otro día felíz) da vida al Kevin adolescente; lamentablemente no se puede hablar de un excelente trío actoral debido a que Reilly tiene una participación acotada pero sí se puede hablar de un dúo explosivo entre Swinton y Miller ya que encienden la pantalla cada vez que aparecen juntos.

Tenemos que hablar de Kevin resulta ser una película con una fuerte mirada femenina ya que ésta es triple (directora+escritora+actriz).

Más allá de que una  vez vista la película sea imposible no relacionarla con Elephant (2003) de Gus Van Sant y con Bowling for Columbine (2002) el documental de Michael Moore y preguntarse si la violencia es inexplicable, es inevitable no pensar que Tenemos que hablar de Kevin  da un paso adelante desempolvando un tema tabú: el de que quizás el sentimiento maternal no sea algo innato.

*Esta nota fue publicada por primera vez en Revista el Sur de Mayo de 2012.

 

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