La escocesa Lynne Ramsay (Cazador de ratas, de 1999 y El viaje de Morvern, en 2002) dirigió este controvertido y polémico film sobre la particular relación  de una madre con su hijo
¿Violencia inexplicable?
Eva y Kevin son madre e hijo pero no conforman lo que podrÃa denominarse una relación de sangre convencional. Nada de eso; entre ellos hay aceptación y rechazo en partes iguales desde el primer momento en que estuvieron juntos. Eva piensa: ¿es normal odiar a un hijo? Kevin piensa: ¿es posible aborrecer a una madre? Hallar la respuesta no será algo simple.
La escocesa Lynne Ramsay dirigió este controvertido y polémico film pero no es la primera vez que la realizadora se mete con temas escabrosos; ya lo habÃa hecho en Cazador de ratas (1999) y El viaje de Morvern (2002). Ramsay se basó en el libro homónimo de Lionel Shriver que tiene un formato epistolar pero que aquà ha desaparecido casi por completo.
La familia que conforman Eva y Kevin esta compuesta por dos integrantes más: Franklin el esposo de Eva y Lucy la hija de ambos.
Tenemos que hablar de Kevin roza los limites del horror y del melodrama pero nunca se excede de ellos. Ramsay dice de su obra: “Creo que uno de los subtextos de la pelÃcula es la fachada del funcionamiento de la familia americana. Los padres no actúan porque actuar serÃa admitir que su familia es una farsa. En realidad querÃa llamar al film ‘Performance’. De eso se trata. El padre esta mirando para otro lado, la madre no esta bastante allà y el hijo se esta volviendo contra cada uno. Es el drama familiar llevado a extremos terriblesâ€. La directora llegó a los Estados Unidos y se encontró con algunas dificultades: sólo 30 dÃas para rodar y un sindicato de actores que controla celosamente las jornadas de trabajo de los niños. Ramsay recalca que su última pelÃcula no es sobre temas de actualidad.
El film cuenta dos historias en paralelo: por un lado, la situación actual de Eva quien a su vez reconstruye su pasado el cual implica el nacimiento y crecimiento de Kevin hasta la adolescencia de este  y por otro lado, muestra como se fue sucediendo el evento trágico; es interesante que a pesar de esto la pelÃcula sea de algún modo circular ya que retorna a la frase inicial: “Tenemos que hablar de Kevinâ€.
La elección del nombre de Eva no es para nada inocente y sà una propuesta más que simbólica.
Las imágenes que dan inicio a la cinta son unas de las más perturbadoras de los últimos tiempos y, además, anticipatorias de los caminos por los cuales va a transitar la historia.
A medida que avanza el relato algunos momentos llevan a enlazar Tenemos que hablar de Kevin con La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski.
Eva esta interpretada por la sensacional Tilda Swinton (Orlando, Quémese después de leerse), John C. Reilly (Magnolia, Un dios salvaje) se pone en la piel de Franklin y Ezra Miller (Otro dÃa felÃz) da vida al Kevin adolescente; lamentablemente no se puede hablar de un excelente trÃo actoral debido a que Reilly tiene una participación acotada pero sà se puede hablar de un dúo explosivo entre Swinton y Miller ya que encienden la pantalla cada vez que aparecen juntos.
Tenemos que hablar de Kevin resulta ser una pelÃcula con una fuerte mirada femenina ya que ésta es triple (directora+escritora+actriz).
Más allá de que una  vez vista la pelÃcula sea imposible no relacionarla con Elephant (2003) de Gus Van Sant y con Bowling for Columbine (2002) el documental de Michael Moore y preguntarse si la violencia es inexplicable, es inevitable no pensar que Tenemos que hablar de Kevin  da un paso adelante desempolvando un tema tabú: el de que quizás el sentimiento maternal no sea algo innato.
*Esta nota fue publicada por primera vez en Revista el Sur de Mayo de 2012.