De óxido y hueso

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de oxido y hueso

Entre lo salvaje y lo delicado 

De óxido y hueso. De rouille et d’os.  Francia. 2012. 120’. Director: Jacques Audiard. Intérpretes: Marion Cotillard, Matthias Schoenaerts, Céline Sallette, Bouli Lanners

Por Analia Casero

Hay un cine que busca aferrarse a las sensaciones y no a las palabras; y es  ahí en donde se puede enmarcar a De óxido y hueso.

Antibes, un bello lugar de la Costa Azul francesa, es el espacio en donde se desarrolla la historia del encuentro entre Alain y Stéphanie. Él acaba de llegar al lugar con su hijo, a quien no conoce mucho, instalándose en la casa de su hermana para poder buscar trabajo. Ella es una entrenadora de orcas que no se lleva con su novio.

Jacques Audiard dirigió la cinta adaptando libremente relatos del escritor canadiense Craig Davidson; afortunadamente esta no es su primera incursión por estas tierras ya que buena parte de su interesante filmografía (Lee mis labios, El latido de mi corazón y Un Profeta) fue estrenada en Argentina.

Alain y Stéphanie, son el agua y el aceite, pero como si fuese un cuento de hadas la incompatibilidad de sus caracteres será lo que los unirá y lo que ambos necesitan a la hora de cruzarse. Él es bastante egoísta, inmaduro, irresponsable y bestial. Ella, toda delicadeza. Los dos están luchando contra sus miedos, debilidades y problemas; y por todo esto podría pensarse que De óxido y hueso es una película de auto superación que cae en todos los clisés habidos y por haber pero felizmente no; Audiard sabe esquivar lo obvio y sorprender con sus decisiones.

El director tiene la habilidad de enternecer mediante la crudeza, cosa que no hay que confundir con los golpes bajos sino que a través del encuentro de los cuerpos, de la sangre, de las peleas, del llanto, se transmiten las contradicciones, las fragilidades de la más pura humanidad.De óxido y hueso (cuyo título hace referencia al sabor que queda en la boca luego de recibir un golpe duro)  es un himno a los seres que se unen para hacer frente al mundo -pero que esto no lleve a creer que el director habla aquí de romance, sino más bien de amor. Y aunque no lo parezca la diferencia entre una y otra cosa es amplia.

Semejante drama esta contado con una naturalidad que genera un alto nivel de empatía con los personajes y que es lo que le da un poco de oxígeno a las tensiones (las dificultades económicas, la desintegración familiar); todo esto acompañado por una banda de sonido que se ajusta a las circunstancias mezclando a Katy Perry o Bruce Springsteen con el toque magistral del grandioso Alexandre Desplat. También es para destacar la química que se produce entre los actores protagónicos Marion Cotillard (La vida en rosa: Edif Piaf) y Matthias Schoenaerts y su excelente performance.

Alain dirá: “Los huesos rotos de la mano nunca acaban de curar del todo sus fracturas.”;  Y  vaya si dice mucho esta frase. Una razón más para no dejar de ver De óxido y hueso.

*Este texto se publicó originalmente en revista El Sur de Junio de 2013.

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