El vals de los inútiles

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La letra con sangre entra

El vals de los inútiles. 2014. Chile. Director: Edison Cajas. Documental. 80 mins. T.E.

Por  Leopoldo Muñoz (Crítico de Cine de Santiago de Chile invitado al FAM 2014 / http://www.lun.com/)

 “Estoy hablando de solidaridad y ustedes me hablan de travellings y primeros planos, ustedes son unos idiotas” vociferaba Jean-Luc Godard cuando junto a Truffaut, Polanski y otros cineastas exigían la suspensión del Festival de Cannes, en adhesión a las turbulentas manifestaciones estudiantiles y obreras que sacudían elmayo francés de 1968. Tiempos en que enfocar la cámara podía tener el mismo compromiso ideológico que alzar un fusil, relación indisoluble entre el cine y la realidad social que a pesar del marketing que hoy parece devorar cualquier indicio de arte y provocación, continúa vigente como lo demuestra el presente documental dirigido por Edison Cajas. Simbólico, al menos, es que este retrato del conflicto estudiantil que puso contra las cuerdas al ministro que asumiese la cartera de Educación durante el  gobierno de Piñera se estrene hoy, fecha en que nuevamente los estudiantes salen a las calles.

Darío estudia en el Instituto Nacional y ve como sus compañeros se comprometen con las demandas estudiantiles. Miguel Ángel es un ex preso político de la dictadura, que en la actualidad enseña tenis y siente que las demandas juveniles son la continuación de sus propios sueños truncados.

La primera sorpresa que ofrece el trabajo de Cajas, aparece en la distancia que se genera entre el espectador yel sujeto observado por el lente, efecto que resulta una virtud que transforma al cine en arte y en una expresión muy superior a la TV. Perspectiva que al advertir en el filme los argumentos del ex Presidente respecto a su negativa a conceder educación gratuita, tales explicaciones suenan aún más pueriles que cuando se transmitieron por los noticiarios.

Otro de los méritos, consiste en la narración paralela que se establece entre el profesor de tenis que fue torturado durante el régimen de Pinochet y Darío, un escolar indolente en un comienzo (llega tarde al colegio, comenta con desgano las marchas) respecto a las manifestaciones. Por eso, el coraje de Cajas se revela al no ser condescendiente con la representación del descontento adolescente, encarnado en los colegiales, sino realizar un sutil puente entre la actualidad y la experiencia del ex preso político. Así, genuina emoción despierta el recuerdo del hermano del profesor -también víctima de la violación a los DD.HH. en los 70’s- quien rememora el fétido olor del miedo, en notable contrapunto (gran acierto de montaje) con la escatológica anécdota que cuenta un secundario durante la toma en el liceo. Imágenes que se superponen y por eso, a ratos, se siente una candidez que asombra en los estudiantes, como si fuesen niños jugando a ser adultos, mientras en las palabras de Miguel Ángel nos asomamos a una inocencia arrancada de cuajo, cuyas marcas aún no se borran. Sin duda, el largometraje da espacio para acreditar que en las marchas también corrió sangre y muerte, tal como evidencian los titulares de prensa, y que la violencia fue la respuesta más concreta del pasado gobierno a las exigencias estudiantiles. Al igual que el 68, son los jóvenes los que pueden lograr el cambio, yel cine estará ahí para inmortalizar dichos esfuerzos. Así lo registró en retrospectiva “Actores secundarios” de Jorge Leiva, del mismo modo que “La primavera de Chile”, “La rebelión de los pingüinos”, y los filmes que vendrán, en un presente que tiene a los ex líderes estudiantiles en el Congreso y que hoy sabremos si lejos del fragor callejero.

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