Los dueños

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Los dueños

El sueño tucumano

Los dueños (Argentina 2013). Guión y dirección: Agustín Toscano y Ezequiel Radusky. Elenco: Rosario Bléfari, Germán De Silva, Sergio Prina, Cynthia Avellaneda y Liliana Juárez. Duración: 95 minutos.

Por Lucía Minkevich

Los dueños, la ópera prima de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky que compitió en el certamen de la Semana de la Crítica de Cannes en el 2013, busca reflejar perspectivas opuestas determinadas por la lógica de clases sociales. Las voces disonantes y confusas y las visiones de mundo de la sociedad tucumana son llevadas a cabo de forma brillante por actores que se meten en la piel de la rabiosa clase media-alta tucumana por un lado y, de la clase trabajadora por otro. A medida que la historia transcurre puede verse cómo esa amalgama de clases busca evidenciar en tono austero, un desfile de hechos y de lugares comunes que ocurren en su mayoría en la quinta de una familia tradicional de productores ganaderos. Mientras los patrones no están, la casa que de tanto en tanto es ocupada por los caseros de la villa, será el hecho conflictivo de la película.

Curiosas figuras las de los caseros, que irrumpen en la casa al saberse merecedores de la buena vida porque su trabajo es duro porque es dignificante porque otro no podría hacerlo mejor y sin remordimiento alguno viven su efímero carnaval. La rivalidad entre estas dos clases se hace aún más evidente cuando estos trabajadores superan cualquier límite y actúan movidos por la dicha y la satisfacción que les provoca una vida impropia. Mientras tanto en una realidad paralela están los consagrados inoperantes, cansados de lo que tienen y que jovialmente buscan darle una vuelta de tuerca a las cosas. El retrato termina de completarse con las esposas de los hombres ausentes que, cansadas de la rutina convulsiva, esperarán sagaces para seducir a los jardineros de la quinta. ¿Qué mejor entonces, que una escapada al interior de Tucumán para dejar entrever lo mejor de la decadencia de la clase media-alta?

La obra parece ajustarse a un lugar cómodo y reconocible desde el momento en que inicia la historia. Entre estos dos mundos hay una brecha insalvable y eso es historia conocida. Lo interesante sería asemejar entre sí a los personajes como sujetos que

desean y que se disputan una joyita que trasciende lo meramente material: ni más ni menos que una forma de vida, una way of life consagrada y pronta a ser consumada. Siguiendo con la misma idea, puede decirse que el sometimiento, la vanidad y la frivolidad se enfrentan entre sí pero provienen de sujetos ubicados en el mismo plano, que al romper alguna ley están descubriendo la ley de su deseo. Algunos lo lograron, otros siguen en busca del sueño tucumano.

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