LO MEJOR DE 2014

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balance

Para algunos se trata de un ejercicio snob, pero es mucho más que eso. El balance que publicamos cada vez que se termina el año no tiene por objetivo hacer ostentación del tiempo que pasamos frente a una pantalla. Es otro capítulo de un trabajo que busca mirar desde la crítica el espectro de películas que se estrena. Algunas pueden estar dentro de la habitual programación de las salas comerciales y otras quizás encuentren su lugar en los llamados espacios alternativos.

Aunque los espectadores se resistan, el mercado se encarga de establecer un canon cuya homogeneidad evidente se observa en la cartelera de cada jueves. Elegir las mejores y las peores películas del año es, entonces, una forma de interpelar ese canon. El ejercicio invita al cinéfilo a repensar su propia práctica, a poner en conflicto el elemento necesario pero nunca suficiente del gusto y a moldear una visión del cine (y del mundo).

Este año se estrenaron en Argentina 372 películas. A partir de esa lista cada uno de los críticos eligió sus preferidas. Si la revisan van a notar que la mayoría de ellas sólo pudo verse en Buenos Aires. Boyhood, Jauja o Jersey Boys, para mencionar algunas, son películas que podrían haberse estrenado en Río Cuarto: fueron acompañadas por la prensa (en los dos primeros casos), sus directores tienen una trayectoria reconocida (en los tres casos) o tuvieron una fuerte presencia en festivales internacionales (el primero y el segundo). Sin embargo, no se estrenaron. El Centro Cultural Leonardo Favio y el Teatrino de la Trapalanda hicieron lo suyo para que varias de las mejores películas del año llegaran a Río Cuarto, algo que se refleja en las listas. Si no fuera por estos espacios, las omisiones de las salas comerciales serían más difíciles de soportar.

Muchas gracias por acompañarnos. Los invitamos a publicar sus propias listas y les deseamos que tengan un gran cierre de año.

 Metrópolis, ciudad del cine.

 

Las 10 mejores películas de MARCOS ALTAMIRANO

(Sin orden de mérito)

  1. Cae la noche en Bucarest de Corneliu Porumboiu
  2. El desconocido del lago de Alain Guiraudie
  3. Nebraska de Alexander Payne
  4. La vida de Adèle de Abdellatif Kechiche
  5. Perdida de David Fincher
  6. Berberian Sound Studio de Peter Strickland
  7. Boyhood, momentos de una vida de Richard Linklater
  8. Ida de Pawel Pawlikowski
  9. Dos disparos de Martín Rejtman
  10. Ella de Spike Jonze

Menciones especiales:

  1. Avanti Popolo   de Michael Wahrmann
  2. El gran hotel Budapest de Wes Anderson
  3. La Paz   de Santiago Loza
  4. Refugiado  de Diego Lerman
  5. Los dueños de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky

La peor de 2014: Escobar: Paraíso Perdido.

 Las 10 mejores películas de GASTÓN MOLAYOLI

  1. Cae la noche en Bucarest, de Corneliu Porumboiu
  2. El desconocido del lago, de Alain Guiraudie
  3. Dos disparos, de Martín Rejtman
  4. Los dueños, de Ezequiel Radusky y Agustín Toscano
  5. Jersey Boys: Persiguiendo la música, de Clint Eastwood
  6. El rostro, de Gustavo Fontán
  7. Jauja, Lisandro Alonso
  8. El gran hotel Budapest de Wes Anderson
  9. Berberian Sound Studio, de Peter Strickland
  10. Escándalo americano, de David O. Rusell

Peores películas del año (en este orden): Relatos Salvajes, 12 años de esclavitud, La gran belleza.

 

Las 10 mejores películas de ALEJANDRO FARA

 

  1. El desconocido del lago (Alain Guiraudie)
  2. La increíble vida de Walter Mitty (Ben Stiller)
  3. Escándalo americano (Russell)
  4. El lobo de Wall Street (M. Scorssese)
  5. Salsipuedes (Mariano Luque)
  6. Los dueños (Agustín Toscano y Ezequiel Radusky)
  7. Dos disparos (Martín Rejtman)
  8. Ella (Skipe Jonze)
  9. El gran hotel Budapest (W. Anderson)
  10. Tres D (Rosendo Díaz)

Las 10 mejores de LUCIA MINKEVICH

  1. Ida, de Pawel Pawlikowski
  2. El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo
  3. El gran hotel Budapest, de Wes Anderson
  4. El desconocido del lago, de Alain Guiraudie
  5. Deshora, de Bárbara Sarasola Day
  6. A propósito de Llewyn Davis, de Joel y Ethan Coen
  7. Refugiado, de Diego Lerman
  8. La tercera orilla, de Celina Murga
  9. La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche
  10. Dos disparos, de Martín Rejtman

Las 10 mejores de ALEXIS GUTIERREZ BLANCO

(Orden aleatorio)
 
  1. Ida (Polonia) – Pawel Pawlikowski
  2. Berberian Sound Studio (Reino Unido) – Peter Strickland
  3. Welcome to New York (EEUU) – Abel Ferrara
  4. Jauja (Argentina) – Lisandro Alonso
  5. Boyhood (EEUU) – Richard Linklater
  6. Nebraska (EEUU) – Alexander Payne
  7. Her (EEUU) – Spike Jonze
  8. The Wolf of Wall Street (EEUU) – Martin Scorssese
  9. L’Inconnu du lac (Francia) – Alain Guiraudie
  10. La Paz (Argentina) – Santiago Loza
Menciones especiales
  1. The Grand Budapest Hotel (EEUU) – Wes Anderson
  2. Los Dueños (Argentina) – Ezequiel Radusky y Agustín Toscano
  3. I am mad (Argentina) – Baltazar Tokman
  4. Adieu au langage (Suiza) – Jean-Luc Godard
  5. Dallas Buyers Club (EEUU) – Jean-Marc Vallée
La peor película del 2014: La danza de la realidad (Chile) – Alejandro Jodorowsky

Las mejores 10 de FERNANDO LAGRAVE

 

  1. Amor A La Carta Ritesh Batra
  2. Boyhood, Momentos De Una Vida Richard Linklate
  3. El Gran Hotel Budapest Wes Anderson
  4. El Lobo De Wall Street Martin Scorsese
  5. Ella Spike Jonze
  6. En La Casa François Ozon
  7. Escobar: Paraíso Perdido Andrea Di Stefano
  8. La Entrega Michaël R. Roskam
  9. Madres Perfectas Anne Fontaine
  10. Nebraska Alexander Payne

Lo Peor

  1. 300: El Nacimiento De Un Imperio
  2. A Million Ways To Die In The West
  3. Betibú
  4. El Planeta De Los Simios: Confrontación
  5. Guardianes De La Galaxia James Gunn
  6. Interestelar Christopher Nolan
  7. Los Juegos Del Hambre: Sinsajo – Parte 1 Francis Lawrence
  8. Quiero Matar A Mi Jefe 2 Sean Anders
  9. Tonto Y Retonto 2 Bobby Farrelly Y Peter Farrelly
  10. Un Mundo Conectado Terry Gilliam

 

 Las 10 mejores según LELU MARINO

  1. El desconocido del lago, de Alain Guiraudie
  2. Cae la noche en Bucarest, de Corneliu Porumboiu
  3. El crítico, de Hernán Guerschuny
  4. 7 cajas, de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori
  5. Ramón Ayala, de Marcos López
  6. Dos disparos, de Martín Rejtman
  7. Tres D, de Rosendo Díaz
  8. El gran hotel Budapest, de Wes Anderson
  9. Atlántida, de Inés María Barrionuevo
  10. Nebraska, de Alexander Payne

 

Las 5 peores:

  1. La vida de Adèle de Abdellatif Kechiche
  2. Her de Spike Jonze
  3. El hombre duplicado de Denis Villeneuve
  4. Relatos salvajes de de Damián Szifrón
  5. Muerte en Buenos Aires de Natalia Meta

 

Las 10 mejores según ANALIA CASERO

  1. La vida de Adèle
  2. Dos disparos
  3. Esto no es un film
  4. Ella
  5. Fango
  6. Berberian Sound Studio
  7. Boyhood
  8. El gran hotel Budapest
  9. El desconocido del lago
  10. Carta a un padre

 

Las mejores 10 según JUAN ANDRÉS SALINERO

 

  1. Boyhood, momentos de una vida.
  2. Esto no es un film.
  3. Los dueños.
  4. Her.
  5. Nebraska.
  6. I am Mad.
  7. El lobo de wall Steet.
  8. Berberian Sound Studio.
  9. El club de los desauciados.
  10. ¿Puede una canción de amor salvar tu vida?

 Las peores: Relatos Salvajes y  la peor de los últimos 50 años: Reimon

Las 10 mejores según CAMILA ADARO LILOFF

  1. Boyhood, momentos de una vida Richard Linklater
  2. Perdida     de        David Fincher
  3. Nebraska     de    Alexander Payne
  4. Los dueños    de  Agustín Toscano y Ezequiel Radusky
  5. 7 cajas      de         Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori
  6. La mejor oferta      de    Giuseppe Tornatore
  7. Ella     de  Spike Jonze
  8. Polvo de estrellas  de  David Cronenberg
  9. Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados   de      Jean-Marc Vallée
  10. Ismael de Marcelo Piñeyro

 

Las peores 

  1. Ladrona de libros   de  Brian Percival
  2. Bajo la misma estrella      de    Josh Boone
  3. El Ardor    de       Pablo Fendrik

7 COMENTARIOS

  1. Salve, cinéfilos! Leo seguido sus comentarios y me despiertan mucho interés. Por eso les pregunto, sin maldad. Cual es la bronca con “Relatos Salvajes”? Por qué no les parece buena, si alguien podría explicarlo. Abrazos

  2. Hola Fernando, gracias por escribirnos. La construcción ideológica de Relatos salvajes hace que sea una película “peligrosa”, Szifrón para construir a sus personajes se posiciona desde un lugar políticamente correcto y vuelve a sus personajes muy lineales y demasiados subrayados. No hay ambigüedad en ellos. Justifica la violencia de manera muy superficial y no consigue ese potencial cinematográfico que aspiraba en sus dos películas anteriores. Bueno, y hay mucho más. Pero leete la crítica de Gastón https://www.metropoliscine.com.ar/2014/10/relatos-salvajes/

    Gracias por compartir tus inquietudes. Abrazo grande. Marcos

  3. Queridos amigos:
    Feliz comienzo de nuevo año, agradecimiento por la data y una sugerencia:
    ¿si en vez de hacernos desear con lo mejor que No hemos visto, se arman una programación de verano con esas 10 (o 15, considerando disidencias) mejores para que podamos tener nuestros recuperatorios y, a la vez, mitigar la absoluta aridez de la cartelera veraniega?

    Abrazo cordial
    María Antonieta

  4. Hola, Marcos, gracias por responder. Leí la crítica y la verdad es que no estoy de acuerdo. Antes de verla, por el rebote de la película en la gente y los medios, también creía que podía ser un poco sensacionalista, o confundir los límites de la ficción, pensar que una película puede “hacer justicia”. Este tema está en Szifron desde “Los simuladores”. Pero cuando la ví encontré una película “de género” digamos, pero nada común. Creo que es un trabajo artesanal desde el guión, en lo cual Szifrón es muy dedicado, escribe todos los diálogos. Creo que sus influencias son literarias: Conrad, Stevenson, ese tipo de autores. Y en cine John Carpenter, y otros que no sé.
    El otro día veía “Christine” en el Leonardo Favio (Gracias por los ciclos!) y sentía esa relación con Carpenter, salvando las distancias. El tema de la venganza. Una película de adolescentes que gira hacia lo fantástico. Las explosiones que te hacen saltar en el asiento. El recurso de la exageración cómica o fantástica, el giro que también está en los relatos salvajes. El relato que criticás tanto Gastón, el de Martínez, tiene ese giro que le da la exageración cómica. Se parte de una situación realista, pero no se termina en ella.
    Desde mi modesto punto de vista, porque yo no veo tantas películas, es jugado hacer un largometraje con seis relatos. El espectador “tipo” no está acostumbrado a eso. A mi al principio me costó empezar de nuevo cada vez. Tampoco tiene demasiados efectos especiales, ni esa vertiginosidad de la cámara, esa violencia formal de las películas de acción. Eso es violento, cortar cada dos segundos, agitarte con la música incidental. No vincularía la película al debate sobre la inseguridad, ni al bombardeo mediático de crímenes particulares, uno detrás de otro. No creo que Szifrón sea políticamente correcto, Marcos, Gastón en su crítica sugiere que es incorrecta la trama del cuento de Oscar Martínez. Parece que tuviera que ser un “reflejo” de la explotación. Pero es lícito el recurso, y creo que es eso, un recurso, no veo por qué hay que efectuar la analogía con la realidad.
    Yo creo que lo peor que tuvo relatos es la promoción que algunos actores hicieron de ella. En vez de hablar de cine, se ponían a hablar de aquello a lo que la película se refería, colaborando a confundir los planos. Una película no cambia la realidad, pero si puede influir sobre los espectadores. Esta película en particular me parece que siembra una semillita de rebelión. Que con habilidad no está relacionada a una coyuntura política. Todos pueden identificarse. Populismo de derecha? Tal vez, pero no me parece.

  5. Hola Fernando,
    No había visto este comentario, así que pido disculpas por la demora en responder. Varias de las cosas que mencionás están en el texto original, pero voy a tratar de responder una por una y, si puedo, trataré de ampliar.
    Lo primero que quisiera decir es que detrás del argumento de género pareciera haber una suerte de clausura. Es como si la pertenencia a una matriz anulara cualquier discusión. Es como quien dice “entiendo las salvedades pero, bueno, en definitiva es una película de género y responde a los códigos de ese género en particular”. Las películas, quieran o no sus directores, de manera explícita o implícita, asumen una postura frente a la realidad, incluso cuando parezca neutral (dicho sea de paso: habría que dejar de pensar el arte desde el lugar de la prescindencia; el cine en particular, por su carácter de registro, cayó en esa trampa como resultado de una sobre lectura de Bazin). En Christine, de Carpenter, o en cualquier película de Tarantino (un tipo que le debe mucho a Carpenter), esa forma genérica establece una distancia que impide que el espectador se relacione seriamente desde lo emocional. Eso se nota también claramente cuando uno compara el cine de Leone con el de Ford: los espacios son más o menos los mismos (los del Lejano Oeste), pero lo que en el primero es parodia, en el segundo es un drama. Jamás vi, por ejemplo, una escena de Ford en la que después de una situación densa, realmente densa, el registro se altere de manera abrupta, y traicione al espectador: no es lo mismo cambiar de registro cuando el vínculo emocional es distante, como también lo hace en la actualidad cierto cine coreano (que cruza todos los géneros), que comenzar una comedia después de que se hunde el Titanic. Lo que sucede en el capítulo de Martínez, justamente, es eso.
    Por otra parte, pero siguiendo con lo mismo que desarrollo más arriba, no creo que las películas deban ser un “reflejo de la explotación”, ni de cualquier otro tema (la teoría del reflejo es otra que habría que abandonar), pero es inevitable que las películas hablen del presente, quieran o no. En todo caso el capítulo de Martínez es un síntoma menos de la lucha contra la explotación que de los miedos y mezquindades de una burguesía acomodada. Tampoco estoy diciendo que Relatos Salvajes obligue a “hacer una analogía con la realidad”, pero, de nuevo, dialoga con ella. Y Szifron, porque no es ingenuo, lo sabe, por eso sostengo que la relación con una coyuntura política está presente, aunque sus objetivos no sean golpistas (en mi texto no caí en una exageración semejante), sino simplemente marketineros: pulsa estratégicamente la tecla del estado de ánimo de una parte de la sociedad. Si la película “siembra la semillita de la rebelión”, como vos decís Fernando (y es imposible no pensar esa expresión sin pensar en lo político) es la rebelión de una clase social. Quizás sea la rebelión de los caceroleros.
    Gracias por escribir y fundamentar. Es una película que genera muchas discusiones.
    Un abrazo grande

  6. Hola Gastón!

    Te agradezco tu respuesta. Te reitero mi admiración por algunas críticas tuyas que había tenido ocasión de leer, como aquella sobre “Dyango sin cadenas” donde aprendí acerca de la digresión en Tarantino. En esta carta también me enseñás algunas cosas, te lo agradezco.
    Voy a tratar de respondértela, pero como vos te remitís al texto de la crítica, también me refiero a él.

    No concuerdo con la postura que atribuís al filme. Hay un reduccionismo. No me parece que esa visión del mundo se desprenda de la película. Ésta no habla –en el nivel temático- del famoso tema de la inseguridad. Por ejemplo, ninguno de los relatos se refiere a un robo, ninguno de los “indignados” acomete una venganza al estilo Charles Bronson, o el Ingeniero Santos. (O el personaje de “el secreto de tus ojos”) Ninguno de los seis relatos se monta en este tema. Sabemos que desde los medios se intenta generar un clima de agitación con el bombardeo de noticias de crímenes, sobre todo asesinato en ocasión de robo, pero en la película de Szifrón eso no está. La voz de ese personaje secundario, casi un extra, quejándose de la inseguridad, sólo de una manera muy antojadiza podría representar la opinión del director. Es el único ejemplo que se da.

    Por el contrario, la película se corre de esa fórmula mediática del “miedo”. Está más cerca de otra fórmula, la del protagonista de “Breaking Bad”, cuando ante la preocupación de su mujer por los peligros que corre, él le contesta “¡El peligro soy yo!”. Lo cual podrían suscribir algunos personajes de “Relatos salvajes”, no te parece?

    La mención del tema del Género no es para clausurar la discusión sino para empezarla, con una base de entendimiento. ¿Coincidimos en que es de género? Faltaría determinarlo. Evidentemente, se trata del género policial, salvo la última de las historias, que no se relaciona con la ley. (Aunque tiene el ritmo y la acción de un thriller). El reconocimiento de una filiación genérica también nos lleva a no perder de vista la autonomía relativa de la obra de arte, de lo representativo, de lo ficticio. Claro que toda obra conlleva una visión del mundo, pero no podemos caer en la tentación de hacer relaciones directas y mecánicas con la llamada realidad y con la actualidad, como si tratáramos acerca de un panfleto o una columna de opinión del diario. La pertenencia a un género subraya esa autonomía, el género tiene sus propias reglas, su propio verosímil, como bien sabés. Esto también corre para el lector, para la interpretación. Si en una película policial de enigma, resulta que el asesino es el mayordomo, eso no significa que el director esté sosteniendo que todos los trabajadores del servicio doméstico son malas personas. Pero eso va para cualquier género ficticio: Si hago mi interpretación en el nivel de la Historia y no en el del Discurso, la lectura va a resultar lineal. La historia es lo superficial. El discurso cinematográfico tiene múltiples niveles interpretativos en los que vos Gastón solés adentrarte (Esta vez no).

    Por último, “Rebelión” no implica siempre clase social. Con “semilla de la rebelión” me refería a la rebelión del esclavo, del hijo contra el padre, de la mujer contra el marido, del consumidor contra la publicidad que le vende un sistema de valores, la rebelión contra los dictados de la moda, contra los abusos de cierta burocracia (no necesariamente estatal), contra el que se compró un auto nuevo y me quiere pasar por encima…etc. Y aclaré que no estaba relacionada a una coyuntura política. Pero pareciera que se lee lo que se quiere leer, no lo que está ante los ojos.
    Hay cierta impunidad para usar las palabras de los demás y hacerles decir lo que uno quiere que digan. Además, no se trata de sacar certificado y chapa políticas correctas y ganar la discusión sin pelear. Apelar a eso se me parece más a una caza de brujas, o a haberse quedado sin argumentos.

    Con el respeto y la admiración de siempre,
    Fernando

  7. Hola Fernando,
    Está bueno lo que decís. Voy a arrancar con el último párrafo y después vuelvo al inicio. De la misma manera que en mis críticas a veces (no siempre) intento remitirme a la película con ejemplos concretos, la apelación a la cita directa en una discusión es, justamente, para no inventar cosas que el otro no dijo. Es un recurso que tiene ese objetivo. Entiendo que quizás pueda leerse como una afrenta personal, pero no es esa la intención.
    Por otra parte, no creo haber sacado chapa ni certificado de nada. Tanto en la crítica que escribí como en mis comentarios sobre la película (estos y los que compartí en otros contextos o medios cuando me preguntaron lo que pensaba sobre la película), siempre hice un esfuerzo por argumentar, aunque sin caer en sobreinterpretaciones o en impresionismos (como el de quien habla sólo desde sus sensaciones: por eso, como hago siempre, vi la película dos veces y la pensé bastante). No me interesa ganar la discusión ni pelear sino, simplemente, pensar, cosa que tus comentarios me ayudan a hacer.
    En el inicio decís que mi nota es reduccionista porque la película no habla de la inseguridad, como si, desde mi punto de vista, ese tema fuera central. Hago dos referencias a ese tema. En el primero digo “Relatos Salvajes se parece a esos programas que bombardean al televidente durante todo el día con secuestros, asesinatos y gente discutiendo desde un vacío absoluto sobre la inseguridad”. Lo que sostengo con esa afirmación es que la película de Szifron, a partir de una forma determinada, como la que que se asienta en el bombardeo de temas y noticias, configura un estado de situación, pero no que la película aborda el tema de la inseguridad. En segundo lugar digo: “En la película de Szifron todos los temas que inundan la grilla de algunos canales se mencionan al pasar, y con el mismo reduccionismo, como en el episodio del casamiento cuando una mujer extranjera dice que a su marido le robaron y que en Argentina “hay mucha inseguridad”. Szifron incluye esas afirmaciones de diversas maneras pero, como sus personajes, las absorbe sin discutirlas.” Y ahí está el centro de la cuestión, no sólo de mi nota sino de nuestra discusión (que se asemeja a otras que tuve sobre esta misma película). La idea principal de ese fragmento es que Szifron absorbe ese estado de cosas sin discutirlas. La manera en que incluye ese comentario (que tranquilamente podría no estar) es similar al estilo de toda la película: toca los temas (la justicia por mano propia, el desprecio de clase, la burocracia estatal) pero sin hacerse cargo, lo cual, aunque no parezca, es también una postura. Y es central porque básicamente estamos en desacuerdo sobre ese punto (y no tanto sobre si la película refiere o no refiere a la inseguridad): la relación que la película tiene con la realidad. Para vos, esa vinculación no existe o es menor, para mí no sólo es un síntoma de nuestra realidad sino una opinión sobre la misma, como hago explícito en el primer párrafo de mi texto. La primera afirmación (la del síntoma) puedo avalarla no sólo a partir de mi propia experiencia, sino a partir de los diálogos que mantuve con las personas que la vieron (todos, absolutamente todos, me decían: “está buenísima porque es lo que está pasando, es lo que uno quisiera hacer en determinadas circunstancias”).
    Vos decís: “Claro que toda obra conlleva una visión del mundo, pero no podemos caer en la tentación de hacer relaciones directas y mecánicas con la llamada realidad y con la actualidad, como si tratáramos acerca de un panfleto o una columna de opinión del diario.” No creo que mi crítica haga relaciones directas con la realidad, ni tampoco la película (Szifron se cuida muy bien de no ser explícito, lo que por otra parte también es un síntoma de nuestra época: hacé un repaso de las películas argentinas que se estrenaron en los últimos veinte años y decime en cuáles hay una mención directa de las coyunturas políticas; son omisiones que ni siquiera están en el cine norteamericano, el más espectacular de todos, el que más sabe de géneros y del mundo del entretenimiento, que se la pasa haciendo referencia a las Torres Gemelas, a la guerra en Irak, a las pujas entre Repúblicanos y Demócratas, etc.). Tampoco creo que la película sea un panfleto. Sin embargo, en este punto quisiera hacer una distinción entre panfleto y columna de opinión, no para ponerme puntilloso, sino porque es la base de mis argumentos. Ambos hacen un recorte de la realidad, pero lo que en el panfleto tiene objetivos más evidentes, en la mala columna de opinión suele resguardarse muchas veces detrás de sobreentendidos y rodeos. Creo que si uno quisiera forzar un poco las analogías podría decir que la película de Szifron se parece bastante a esa columna de opinión.
    Hay varias cosas más, pero no quiero extenderme tanto porque sé que hasta acá podemos discutir varios puntos. Estoy de acuerdo en que la película es de género, pero no tanto con la idea de que eso (que para mí no es más que una condición) sea la base de la película. Estoy de acuerdo en que las obras deberían pensarse de manera autónoma, aunque creo que esa idea también, muchas veces, implica el riesgo de que se cierren sobre sí mismas. Por último, quisiera que la película habilite muchos niveles de interpretación (como puedo identificar en otras películas), pero no creo que Relatos Salvajes tenga tantos matices para lograrlo.
    Un abrazo

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