Tangerine

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Tangerine. Estados Unidos, 2015, 88’. Dirección: Sean Baker. Intérpretes: Kitana Kiki, Mya Tylor, Karren Karagulian, Mickey O’Hagan, James Ransone y Alla Tumanyan. 

Por Analia Casero                                

Furia en tacos*

Me verás volar/por la ciudad de la furia/donde nadie sabe de mi/ y yo soy parte de todos

                                                                                                                                                      Soda Stereo, La ciudad de la furia

Los Ángeles. Vísperas de Nochebuena. Una canción entre navideña y de los años 50 acompaña la imagen de dos pares de manos y una dona sobre una mesa amarilla. Sin dee y Alexandra, mejores amigas y travestis, se encuentran en un café después de que la primera pasó 28 días en la cárcel. Sin dee, a pesar de su reciente odisea, está contenta pero antes de que le cuente la buena nueva a Alexandra ésta, sin querer, le arruina el momento: le dice que Chester, su novio, estuvo saliendo con una chica blanca en su ausencia. Sin dee enloquece porque la noticia era que su hombre, un dealer-proxeneta, le había propuesto compromiso. Es ahí, a partir de ese momento, que Tangerine se convierte en una street movie, una película de la calle que al estilo de las road movies (películas de camino) al final de su frenético recorrido conllevará un crecimiento personal.

Sin dee decide salir a buscar no a Chester sino a la mujer que se atrevió a salir con él: Dinah.  Ese glorioso instante está graficado con una música muy potente y electrizante (toda la banda sonora de la película fue seleccionada por su director de la plataforma de audio en líneaSoundCloud). Alexandra elige acompañar a su amiga en la pesquisa pero le pide que baje el nivel de dramatismo porque de lo contrario la dejará sola (cosa que ocurre). El rastreo que emprenden será la excusa perfecta del film para retratar la zona habitual de trabajo sexual de las dos (principalmente de la intersección entre el Blvd. Sta. Mónica y la Av. Highland, a través de sus aerografías, puentes y murales, otorgándole vida propia y un rol central) y a quienes la transitan diariamente (travestis, prostitutas, afroamericanos, inmigrantes).

Alexandra es tranquila, en cambio Sin dee es explosión pura. Alexandra, al tiempo que escolta a Sin dee, reparte folletos para su show de esa noche (cantará por primera vez en un bar y así cumplirá su sueño); mientras caminan, le cuenta una situación frustrante que le pasó con un regalo de Navidad cuando era chica y dice: “eso es cruel”, Sin dee agrega: “tener pene, eso es cruel”.

El estadounidense Sean Baker, director cuarentón perteneciente al llamado cine indie, dirigió Tangerine, su cuarto film después de haber alcanzado el éxito mundial con Starlet (cuya protagonista fue Dree Hemingway, nieta de Ernest). Baker sabe  cómo hacer llevaderas sus historias, siempre plagadas de personajes adorables. Se podría decir, además, que sus películas se componen de varias capas que hay que ir descubriendo. En el caso de su último trabajo, la primera cubierta parece ser un conflicto de venganza pero luego se aprecia que los revestimientos se van complejizando. La cinta habla del desencanto por la caída de la idealización del amor perfecto (cero confianza en el sexo masculino), de la soledad pero especialmente de la amistad. También expone la profesión sexual, si bien con dureza pero sin golpes bajos (Sin dee encuentra a Dinah en un cuarto de hotel de mala muerte repleto de meretrices).

El día cargado de ira que sufre Sin dee se muestra intercalado con la realidad de Raznik, un taxista armenio. Se lo ve soportando a sus clientes, analizándolos; uno de ellos, un checo, le dice que su nombre es de mujer por una tradición pero que es de hombre al final de cuentas, como si le diese vergüenza y esta situación no es inocente en la historia, ya que al taxista (a pesar de estar casado y tener una hija) le atraen las travestis. Raznik tiene una relación especial con Alexandra.

Tangerine, el film más fresco de los últimos tiempos, cuyo título refiere a la mandarina (la cual, está plasmada en un bello y casi imperceptible detalle), está filmada íntegramente con un iPhone, producida por los geniales y siempre independientes Duplass Brothers y protagonizada por las únicas: Kitana Kiki Rodriguez (como Sin dee rella, es decir una deformación de Cinderella –Cenicienta) y Mya Tylor (como Alexandra).

En un día de locos previo a la Nochebuena (a la cual varios de los personajes usan de excusa para conseguir cosas de los demás) donde un negocio llamado Tiempo de donas funciona como prólogo y epilogo de la historia, las chicas no sienten el espíritu navideño porque no tienen familia pero por suerte se tienen la una a la otra.

* Esta nota ya ha sido publicada en la revista El Sur perteneciente al mes de Abril de 2016

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