El boom de las historias basadas en hechos reales.

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La fascinación por las historias basadas en hechos reales, ya se trate de una biopic (película biográfica) o acerca de cómo alguien salió de la pobreza o sobrevivió a la muerte, quizás se deba a que el espectador no puede quitar ese dato de su cabeza, lo cual potencia lo que se ve y da rienda suelta a los sentimientos (principalmente al llanto o a la piel de gallina). Se da, aunque sea por breves segundos, una situación en la cual el observador logra ponerse en lugar del personaje principal y entender su padecimiento o su lucha. En general, no suelen ser grandes films en cuanto a la puesta en escena ya que el objetivo es destacar lo que se cuenta, aunque, por suerte, hay cintas que rompen con esta premisa. El momento más esperado de estas películas es el final, ya que allí, justo antes de los créditos, se pueden apreciar fotografías/imágenes de los verdaderos protagonistas. En cuanto al éxito, llaman la atención por igual tanto las historias que versan sobre celebridades como aquellas que tratan sobre seres ignotos o que explotan a individuos que habían quedado en el olvido; sobre figuras o hechos renombrados, hasta puede haber varias versiones o hasta nuevas miradas que se ocupan de algún período poco trabajado o dado a conocer; es el caso de Bob Dylan: Dont’t look back (1967) de D. A. Pennebaker, I’m not there (2007) dirigida por Todd Haynes y No Direction home (2005) de Martin Scorsese o del genio de Apple: Pirates of Silicon Valley (1999) de Martyn Burke, Jobs (2013) realizada por Joshua Michael Stern y Steve Jobs (2015) de Danny Boyle.

También podría llamárseles películas testimoniales; el embelesamiento que este tipo de cintas produce se pudo apreciar en la reciente temporada de premios estadounidenses, ya que fueron varias las que estuvieron nominadas. En lo que sigue, se van a reseñar las que fueron tenidas en cuenta en las categorías más importantes de los Oscar: Un camino a casa, Hasta el último hombre, Talentos ocultos, Jackie y Loving.

UN CAMINO A CASA

Un camino a casa es una cinta australiana dirigida por Garth Davis, quien es conocido por haber participado en la realización de las series Love my way (2004) y Top of the lake (2013).

La historia se divide en dos partes; en la primera, que transcurre en la India, un niño se pierde y termina muy lejos de su hogar (sin duda es la fracción más acabada y donde destaca la gran actuación del pequeño Sunny Pawar). En la segunda, el niño ahora ya un muchacho, vive en Australia y se enfrenta a la pregunta por su origen, la cual lo lleva a intentar juntar las piezas y a emprender un viaje. Esta última mitad pierde fuerza y casi no logra trascender la denuncia social.

El título elegido para Latinoamérica es bastante obvio y además se confunde con films anteriores como las orientales: El camino a casa (1999) de Zhang Yimou o Camino a casa (2002) de Lee Jeong-hyang. Lion (León) el nombre originario de la cinta es mucho más efectivo y profundo.

La película es lacrimógena, así que si uno no ha llorado durante la misma lo hará seguro al final. De todos modos, tiene momentos buenos, sobre todo por las ideas que deja flotando acerca de la adopción y de lo que es una familia. Y además es fluida. Y hay que recordar que si bien está basada en un hecho real es una adaptación de la novela autobiográfica Un largo camino a casa de Saroo Brierley. Además, el film se suma a la campaña mundial en contra de la desaparición de niños.

En la última edición de los premios de la Academia, Un camino a casa contó con seis nominaciones, la mitad de ellas en categorías importantes: mejor película, actriz principal (Nicole Kidman) y actor secundario (Dev Patel).

HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE

Hubo una vez un hombre estadounidense que se animó a desafiar a los estatutos militares y que sólo guiado por su fe adventista logró ser admitido en el ejército y participar de la última etapa de la II Guerra Mundial sin portar armas. Su nombre fue Desmond Doss y Mel Gibson fue quien decidió mostrar su historia.

El film tiene el sello del Gibson director, es decir, hay un héroe, religión y mucha sangre; elementos que se enlazan con algunos de sus films anteriores: Corazón valiente (1995), La pasión de Cristo (2004) y Apocalypto (2006). Estas películas coinciden además en que se basan en personajes e historias que sucedieron.

La narración se desenvuelve a un ritmo atractivo y Desmond, con su simpatía y dulzura, va cautivando a quien mira. Doss posee una enorme fuerza interior, que además de ser movilizada por sus creencias, lo es también por la existencia de una esposa que aguarda y por el peso de una historia familiar compleja. Andrew Garfield (El hombre araña, Silencio) se luce en el papel del primer objetor de conciencia norteamericano que recibió una medalla de honor del congreso.

Mel Gibson, después de diez años sin dirigir, quizás por atravesar un período de desestabilización (que incluye declaraciones antisemitas y arrestos por exceso de alcohol), parece haber querido regresar al ruedo con un film expiatorio; a esta situación se refirió Gardfield: “Leí el guión y oí que Mel lo estaba dirigiendo, y sentí emoción sobre él como director de cine. Pero necesitaba llegar a conocerlo, como persona, porque nadie puede evitar las noticias y chismes de celebridades. Cuando nos encontramos, llegué a conocer al verdadero Mel, con seis años de sobriedad, y experimenté una buena alma, un hombre que ha hecho mucho trabajo en sí mismo”.

Gratamente el titulo original de la cinta (Hacksaw ridge, es decir, En lo alto de la sierra) y el que se le otorgó para América Latina (Hasta el último hombre) coinciden en hacer referencia al momento más emocionante de la película.

El tema de la cinta (que se pretende anti belicista) ya fue retratado en el documental The conscientious objector (2004) de Terry Benedict.

En los Oscar Hasta el último hombre fue nominada a mejor película, director, actor principal, sonido, montaje y edición de sonido.

TALENTOS OCULTOS

Años sesenta. Guerra fría y carrera espacial entre este Estados Unidos y la Unión Soviética, racismo, batalla de los afroamericanos por sus derechos civiles. En medio de este panorama tres mujeres de color intentan ser reconocidas por su trabajo en la NASA. Taraji P. Henson (principalmente conocida por la serie Empire-Imperio) interpreta a Katherine G. Johnson (física, científica espacial y matemática), Octavia Spencer (recordada por su rol justiciero en The help-Historias cruzadas) encarna a Dorothy Vaughan (matemática experta en el lenguaje de programación FORTRAN) y Janelle Monáe (cantante y productora que también participó en Moonlight-Luz de luna) se mete en la piel de Mary Jackson (matemática e ingeniera aeroespacial).

Talentos ocultos es una película dirigida por Theodore Melfi, conocido por su film anterior: St. Vincent (2014), que presenta una narración lineal pero dinámica, y que además posee buenos toques de amor y humor. También se da el lujo de contar con estrellas en papeles secundarios como Kevin Costner y Kirsten Dunst. Ya que se las ve en su lucha por ser reconocidas y aceptadas y del mismo modo, en sus fracasos y conquistas, las protagonistas consiguen seducir y empatizar con el espectador de forma instantánea.

El título original del film es: Hidden figures, es decir, Cifras ocultas lo cual hace referencia a lo que sólo las tres (anti)heroínas pudieron ver; aunque también podría pensarse que Talentos ocultos, el nombre dado para la cinta en América Latina, alude de algún modo a la misma idea. Así, la película toda intenta hacer justicia por partida doble: sacando a estas mujeres del olvido y denunciando el maltrato (físico y psicológico, no dejado aún atrás) sufrido por los afroamericanos; hay que tener presente que la NASA los contrató como último recurso para llevar adelante la competencia contra los soviéticos.

Talentos ocultos es una historia verídica que primero fue contada en el libro homónimo de Margot Lee Shetterly, quien expresó que pretendía que resultase inspirador para las afroamericanas.

La cinta tuvo tres nominaciones en los premios de La Academia: mejor película, actriz secundaria (Octavia Spencer) y guión adaptado.

JACKIE

La Jacqueline Lee Kennedy (el Onassis vendrá después) en la que se adentra el film está en pleno proceso de duelo, todavía masticando los trágicos acontecimientos que terminaron con la vida de su esposo, intentando reorganizar su vida. Hay una confrontación entre la Historia y la historia; es decir, entre aquello que pasó y transcendió y lo que la primera dama estadounidense vivió. Aunque la película se posiciona en el punto de vista de Jackie también podría verse como dos versiones que se complementan donde sin duda la revelación de ciertos detalles que acontecieron impacta y brinda la sensación de verosimilitud y cercanía.

El titulo adelanta la intimidad que posee el film, ya que el punto de partida será una entrevista que Jacqueline Kennedy realizó una semana después del atentado perpetrado a su marido el 22 de noviembre de 1963 en Massachusetts. La película prácticamente no se mueve de ese espacio temporal pero sí mixtura hábilmente lo sucedido por esos días para generar un ambiente enrarecido que parece hablar de la convulsión de emociones por las que atravesaba Jackie.

La estadounidense-israelí Natalie Portman ganadora del Oscar a mejor actriz protagónica por El cisne negro (2010) y recordada por sus interpretaciones en El perfecto asesino (1994), Closer (2004) y V de venganza (2006) se puso en la piel de Jackie y lo hizo con majestuosidad.

El director del film, Pablo Larraín, es un apasionado de los relatos con base histórica y un experto para encontrarle la vuelta al cuento; es decir, busca contar lo ya conocido pero desde una óptica distinta. Claros ejemplos de su obra en este sentido son: Tony Manero (2008), Post mortem (2010) y No (2012), las cuales tienen como centro o contexto la dictadura de Augusto Pinochet (dato interesante ya que su padre fue un senador de derecha en Chile bajo esta autocracia); en cambio, Neruda (2016) está mucho más emparentada con Jackie, ya que también se centra en un momento preciso de la vida del escritor. Jackie es su primera película en inglés en la cual hay espacio para dar un paneo a las diferentes Jackies: la madre, la esposa, pero principalmente para el de la mujer que supo cumplir con su trabajo y anteponer lo profesional ante lo emocional; actitud que ayudó a forjar el mito sobre John FitzGerald Kennedy; fábula que la cinta intentará socavar.

Pero la pantalla grande también proporcionó otras Jackies:

  • Jackeline Kennedy, vida privada (1981). Jaclyn Smith (actriz de Los ángeles de Charlie) encarnó a la primera dama en una película para televisión dirigida por Steve Gethers que contó cómo fueron los años en los que conoció a JFK.
  • Una mujer llamada Jackie (1991). Sarah Michelle Gellar fue la protagonista de esta miniserie que describía la vida de Jacqueline Kennedy en sus años de adolescente.
  • Jackie Bouvier Kennedy Onassis (2000). Tomando como referencia la biografía escrita por Donald Spoto, el realizador David Burton Morris recordó el segundo matrimonio de Jacqueline con Aristóteles Onassis y eligió a la actriz Joanne Whaley para mostrarlo.
  • Jackie, Ethel, Joan: The women of Camelot (2001). Película para la pantalla chica realizada por Larry Shaw que mostró como influyeron, para bien y para mal, las mujeres de los tres hermanos Kennedy.
  • The Kennedys: After Camelot (2017). Katie Holmes, vuelve a interpretar a Jacqueline Kennedy tras haberlo hecho en la miniserie Los Kennedys (2011). Jon Cassar, repite en esta continuación todavía pendiente de estreno.

En los Oscar Jackie fue tenida en cuenta en los rubros: mejor actriz principal, banda sonora y diseño de vestuario.

LOVING

Hoy hablar de amor interracial (al menos en buena parte del mundo) suena como irrisorio pero a fines de la década del ‘50 en Estados Unidos no lo era y menos lejos de la capital. Lugares como Virginia (situados al sur donde el racismo fue la ley primera) no aceptaban este tipo de uniones y los Loving osaron ir contra la normativa y defender su amor, decisión que les costó diez años de lucha. Él, Richard Loving era un hombre blanco, de perfil bajo, callado, que se dedicaba a la construcción. Ella, Mildred Jeter fue una mujer con ascendencia afroamericana y de los indios Rappahannock, introvertida pero decidida. Ambos, luego de que Mildred quedara embarazada, resolvieron casarse en Washington pero vivir en Virginia, lo cual fue el inicio de una larga odisea.

Jeff Nichols, uno de los directores más interesantes de los últimos tiempos, responsable de las cintas: Shotgun stories (2007), Atormentado (2011), El niño y el fugitivo (2012) y Midnight special (2016), también fue el encargado de llevar adelante la historia de Richard y Mildred en Loving (2016).

El film es una oda a la sutileza ya que los esposos son dos seres que nunca explotan, contienen, aguantan, pero su postura, sus miradas, expresan la tristeza de vivir bajo el imperio del segregacionismo. Por otro lado, la cinta nunca se descentra de los protagonistas, nunca se sigue ni la batalla judicial que padecieron ni se ahonda demasiado en el contexto de la época.

Este amor que rompió barreras y no sólo en lo literal, fue interpretado por el australiano Joel Edgerton, conocido por sus roles en La noche más oscura (2012) y Éxodo: dioses y reyes (2014) y por la etíope-irlandesa, Ruth Negga, actriz de Desayuno en Plutón (2005) y de la serie Preacher. Los dos encarnan sus papeles de manera noble y sin excesos, en una película que lo reclama a gritos.  

Loving, que curiosa o irónicamente significa amoroso/amando, intenta denunciar un racismo que de forma lamentable hoy no parece estar del todo muerto en los Estados Unidos de América.

La historia del matrimonio además fue retratada con anterioridad en el documental The loving story (2011) de Nancy Buirski.

El film sólo fue nominado para los premios de La Academia para mejor actriz protagónica.

Por Analía Casero. 

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