Las primeras señales de que algo importante se estaba engendrando en el cine argentino se percibieron a mediados de la década de los noventa con el estreno casi clandestino de “Rapado” de Martín Retjman, y la serie de nueve cortometrajes financiado por el Instituto de cine “Historias Breves”. El lanzamiento de “Pizza, birra, faso” (Israel Adrián Caetano- Bruno Stagnaro, 1997) impacta por su mirada descarnada de esa vida marginal que cohabita el centro urbano.
Gracias a Acho Piñeiro me encontré con estas imágenes del rodaje de una de las obras fundamentales para la renovación del cine argentino de fines de los años 90.
En las fotografías se puede ver a Macelo Lavitman (DF), Julian Apesteiguia (Foquista) y la Asistente de dirección Natalia Urruti