Cine Español

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La industria cinematográfica española estuvo marcada por diversos acontecimientos mundiales y nacionales. La segunda guerra mundial -y la aparición del surrealismo-, o la transición de la dictadura a la democracia fueron sucesos que indudablemente tuvieron repercusiones en el séptimo arte. En los últimos años, el cine español ha experimentado una renovación cinematográfica con la incorporación de nuevos cineastas.

EL CINE MUDO

Fue el 14 de Mayo de 1896 cuando un experto en óptica llamado Boulade, enviado por los hermanos Lumiere, llegó a Madrid para realizar las primeras demostraciones de lo que ofrecía el cinematógrafo. A diferencia de otros países europeos, España no se encontraba social ni moralmente preparada para aceptar y desarrollar una técnica tan moderna recién llegada desde el extranjero. Un país en el que el 50% de la población era analfabeta (en consecuencia, España carecía de personal preparado para el manejo de estas nuevas máquinas, así como de centros
de formación adecuados), y en el que la población campesina suponía el 68% del total, no estaba preparado para una actividad de esas características. Además, como consecuencia de la mala situación del país, y de una generalizada falta de interés de la sociedad burguesa, la falta de inversión supone un factor decisivo en la evolución de la industria cinematográfica española, ya que la producción de largometrajes suponía en la época, igual que en la actualidad, costos muy grandes.

Se puede decir que el cine español -desde la llegada del cinematógrafo hasta 1906 – fue prácticamente inexistente. El pionero del cine español fue Fructuoso Gelabert con su primera producción “Riña en un café”, y fue casi con seguridad la primera película realizada en España con argumento. En los primeros años del siglo veinte comenzaron a surgir modestamente algunas productoras cinematográficas, como Diorama (1902), que se dedicó sobre todo, además de la producción de películas, a la fabricación y venta de artículos cinematográficos. También en está época salió Films Barcelona, en 1906.

El período de inestabilidad sociopolítica de los últimos años de la Restauración, entre 1919 y 1923, afectó a la industria cinematográfica. Además, cobró especial fuerza por esos años en Barcelona una campaña en contra del cine (impulsada por las ramas más conservadoras de la Iglesia española). Pero el golpe más duro fue la pérdida del apoyo de la burguesía barcelonesa, y la imposición de una ley de censura en el año 1913 (un fiscal del Tribunal Supremo se refirió al cine, en 1916, como una escuela del crimen).

La producción cinematográfica empezó a reducirse en cantidad y fue trasladándose a otras ciudades de la península. Así, numerosos técnicos barceloneses viajaron a Madrid, donde la industria cinematográfica resurgió. Con la entrada de las producciones extranjeras, de mucha mayor calidad técnica que las españolas, de a poco el cinematógrafo
ganó reputación. El gran éxito de las producciones extranjeras (en su mayoría de EEUU) creó una tendencia -en Madrid- a rodar películas con un estilo muy americano.

En los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera surge la necesidad de crear cine de calidad y coincidiendo con la época modernista en otros campos artísticos, nace en España el cine experimental. Así, en 1928, Luis Buñuel, fundó, con su amigo Ernesto Giménez Caballero, el primer cine-club del país, al que rápidamente seguirán otros alrededor de la península.

LUIS BUÑUEL, UN GENIO ESPAÑOL

Un párrafo aparte merece Luis Buñuel, uno de los más importante directores que emanó el cine español. Buñuel fue Licenciado en Filosofía y Letras, se interesó especialmente por el ultraísmo y el creacionismo; incluso conoció a los más importantes literatos de esa época y publicó algunos cuentos y poesías. En 1925 se trasladó a París y trabajó como asistente de Epstein y como ayudante de dirección en las cintas Mauprat, La sirene des tropiques y La chute de la mainson usher.
Al año siguiente ingresó en la Académie du Cinema de París, época en la  que conoció a la gimnasta Jeanne Rucar, con quien vivió toda su vida.

En colaboración con Dalí y Lorca, Buñuel creó Un perro andaluz (1928), película considerada como una de las mejores de la historia y que lo colocó como el máximo exponente del cine surrealista*. Más tarde sólo Dalí colaboró en La edad de oro (1930). Ambas cintas fueron duramente criticadas. Buñuel se alejó entonces de la estética surrealista y regresó a España, donde dirigió el documental Las Hurdes Tierra sin Pan (1932).

Durante los años 1932 y 1947 se limitó a trabajos de guionista, productor e incluso doblaje de películas americanas. En 1935 fundó con Ricardo Urgoiti la productora Filmófono. Al estallar la guerra civil en España viajó a París y Estados Unidos e intentó trabajar en Hollywood, pero fue rechazado.

En 1946 se trasladó a México, donde encontró la oportunidad de volver a dirigir y realizar películas como Gran Casino (1947), que resultó un fracaso comercial. A tres años de su llegada, Buñuel adoptó la nacionalidad mexicana y estrenó El gran calavera (1949), con notable éxito comercial, que le permitió rodar Los olvidados (1950), que, pese
a las críticas hacia Buñuel, fue una película con gran éxito en Europa y triunfó en el Festival de Cannes 1951, donde recibió el Premio de Dirección y el de la Crítica Internacional. Se sumaron éxitos como :
una mujer sin amor (1951), Subida al cielo (1952), El bruto (1952), Las aventuras de Robinson Crusoe (1952), Él (1953), La ilusión viaja en tranvía, Ensayo de un crimen (1955), películas que permitieron su entrada al cine francés, y Nazarín, por la que recibió la Palma de Oro en Cannes. El prestigio de estas películas le dio a Buñuel reconocimiento mundial y volvió a España en 1960 para el rodaje de Viridiana, una de sus mejores cintas, por la que recibió nuevamente la Palma de Oro en Cannes y las durísimas críticas de la Iglesia católica.

De regreso en México dirigió El ángel exterminador (1962) e intervino como actor en los filmes Llanto por un bandido y En este pueblo no hay ladrones.

En 1963 filmó Diario de una camarera, que marcó una nueva etapa en su filmografía, a la que siguieron Cuatro misterios (1964), Simón del desierto (1965), Bella de día (1967), La Vía Láctea (1969), Tristana (1970), El discreto encanto de la burguesía (1972), por la que obtuvo el Óscar a la Mejor Película Extranjera, así como El fantasma de la
libertad (1974).

En 1977 finalizó el rodaje de su última y una de sus más grandes películas: Ese oscuro objeto del deseo, y en 1980 comenzó el guión de lo que iba a ser una nueva película, sin embargo, los problemas de salud le obligaron a posponer el proyecto. Ese mismo año se publicó su obra literaria (1980) y dos años más tarde Mi último suspiro (1982), en
las que analiza sus películas, aportando interesantes notas al estudio de su obra. Luis Buñuel, quien a lo largo de su carrera en el mundo del cine realizó más de 30 películas (algunas en Francia y España, otras en Estados Unidos y México), murió a los 83 años de edad. Es importante aclarar que a lo largo de toda su carrera como director Buñuel nunca abandonó su origen surrealista y como tal juzgó las obras de sus colegas. Siempre buscó que las películas que veía fueran innovadoras, sin importarle si se trataba de adaptaciones literarias o de guiones originales para cine. Lo que siempre había que tener en cuenta era la historia y la forma de contar. De esta manera, rechazó en líneas
generales al neorrealismo italiano por considerar que era demasiado “razonable” y por lo tanto no le daba espacio a la fantasía y al misterio, elementos que consideraba indispensables en la obra cinematográfica. Por otra parte, Buñuel simpatizó con la nouvelle vague y en especial con François Truffaut y Jean-Luc Godard.

CINE SONORO Y GUERRA CIVIL

La llegada del cine sonoro a España tiene como principal protagonista a Francisco Elías quien en 1928 realiza la película Fabricante de suicidios. Sin embargo, se considera que la primera película sonora íntegramente española fue El misterio de la Puerta del Sol , ya que en la anterior había contado con abundante ayuda de técnicos extranjeros y del director Lee de Forest.

Como había sucedido con la llegada del cinematógrafo casi cuarenta años antes, cuando el cine sonoro llegó a España ninguna productora se encontraba preparada para ello, ni técnica, ni económica ni profesionalmente. De esa forma, la producción española sufrió un bajón muy importante y se redujo a una película en 1931 y seis en 1932.

Con la necesidad de renovar en tecnología y técnica de rodaje, se crearon en esta época, dos importantes productoras de cine sonoro, que se puede decir fueron las más importantes durante la Segunda República.
La primera surgió en 1932 con el nombre de Compañía Industrial Film Español S.A. (CIFESA) y su fundador (Manuel Casanova) era profundamente español, valenciano a ratos, católico ferviente y anti-marxista convencido. Esto contribuyó a dar a CIFESA un aspecto derechista.

En el polo opuesto estaba Filmófono, creada en Madrid por Ricardo Urgoiti, que gozaba más bien de una reputación de izquierdas, y en la que hubo una importante participación (no tanto como director, pero sí como asesor) de Luis Buñuel. Gracias a estas dos productoras se puede designar a este período como la época dorada del cine español.

La llegada de la guerra civil, como es lógico, se tradujo en una crisis cinematográfica, sobre todo en cuanto a la cantidad de películas rodadas. La producción cinematográfica sufrió un fuerte ataque durante los años de guerra, ya sea por la destrucción de los estudios, o bien porque las cintas fuesen confiscadas o destruidas. Algunas películas
que el 18 de julio de 1936 ya estaban en rodaje tuvieron que esperar al final de la guerra para estrenarse, otras ni siquiera gozaron del privilegio de ser estrenadas, ya que fueron requisadas por la censura.
Éste es el caso de bastantes películas de productoras de ideología republicana liberal, como la antes comentada Filmófono, productora a la cual no le dejaron estrenar Nuestra Natacha.

Al finalizar la guerra se utilizó al cine, elementalmente, como medio de propaganda bélica, ya fuese en forma de documentales, de noticiarios o de proyecciones de películas “políticamente correctas”.
Hay que decir, también, que con el final de la guerra, el bando franquista, con ánimo de eliminar todo resquicio de cine republicano o comunista, confiscó varios millares de cajas con grabaciones de años anteriores, procediendo después a destruirlas en una quema que tuvo lugar en 1945. A causa de esto, el número de películas de la época que
se conservan es, seguramente, muchísimo menor al que había en el momento de ser requisadas y destruidas por el ejército franquista.
Además, aparte de estos daños materiales en las cintas y los talleres de producción, el cine también se debilitó de la falta de cineastas como Luis Buñuel y Carlos Velo, así como de actores pertenecientes a la productora Filmófono, que hubieron de marchar al exilio.

EL FRANQUISMO

El franquismo comenzó con una gran cantidad de cineastas en el exilio y con la filmoteca del país reducida enormemente (la Filmoteca Nacional no se fundó hasta 1953, utilizando como base aquellas
películas que se habían salvado de la quema ). Durante toda la dictadura se ha mantenido una característica fundamental en la mayoría del cine producido, y es que la inmensa mayoría de estas películas
tienen un fin educativo y moralista.

Los años siguientes a la guerra se da, por parte del gobierno, una doble actitud: por una parte, existía claramente un deseo de restringir y controlar la producción, y por otra, el gobierno pretendía apoyar financieramente la industria cinematográfica. En realidad, esto no es del todo contradictorio, ya que lo que consigue Franco al subvencionar
el cine, es que esta industria se haga más o menos dependiente de las ayudas económicas. Así podía ser controlada mejor. Sin lugar a dudas, el método de control que más trabas puso al cine español paradesarrollarse fue la censura, y para aplicarla se fundó, en 1946, la Junta Superior de Orientación Cinematográfica.

La escasez de productos nacionales durante la dictadura generó la
entrada de una gran cantidad de películas extranjeras. Películas, que
curiosamente, eran modificadas antes de proyectarse en los cines
españoles. “El ladrón de bicicletas” fue estrenada en España con otro
título, y las escenas finales fueron modificadas de forma que adquiría
un sentido totalmente distinto. Muchos productos fílmicos eran
retocados de forma que algunos escotes apareciesen más cerrados, que
las faldas fuesen más largas, o que algunos besos fuesen cortados.
Predominaron -en esta época- las películas de tipo menos
propagandístico y con un objetivo más evasivo de la realidad.
Comenzaron a realizarse frecuentes comedias sentimentales, y retornaron
las españoladas folklóricas.

A partir de 1950 surge un movimiento realista que se convierte en
uno de los géneros principales. Se destacaron en este estilo por la
sinceridad de sus imágenes, hombres como José Antonio Nieves Conde o
Antonio del Amo. Sin duda, dos de los más grandes directores de esta
época fueron Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem. Ambos tuvieron
la capacidad de expresar de forma camuflada o bajo una apariencia
cómica la triste realidad que se vivia en España. No se puede decir
que, este estilo realista, fuese lo único que se diese en toda la
década de los años cincuenta. Existe en Barcelona una productora de
cine llamada Emisora Films, que desde finales de los años cuarenta ya
realizaba algunas películas de tipo policíaco. Es en esta década de los
cincuenta cuando la productora dota a los personajes de sus productos
de un aspecto más moderno, y trata de dar más calidad a sus películas e
indaga en el campo psicológico.

Fue importante el resurgimiento del cine religioso, que entre 1939 y
1950 tan solo había dado siete producciones. Son frecuentes en este
género las actuaciones de Francisco Rabal y Fernando Fernán Gómez, con
películas como La guerra de Dios. En cualquier caso el mayor éxito de
este género fue sin duda Marcelino Pan y Vino, que cosechó un gran
éxito internacional.

LA SALIDA DEL FRANQUISMO

Surge un nuevo tipo de películas que duraría hasta los años setenta.
Se trata de la típica comedia española, con actores tan característicos
como Paco Martínez Soria, Gracita Morales o Concha Velasco. Se
construyen, también, en ellas los increíbles cambios socio-políticos
que tenían lugar en esos momentos en la sociedad, gracias a los Planes
de Desarrollo y a la evolución general del Régimen.

En noviembre de 1962 se fundó la EOC (Escuela Oficial de
Cinematografía), de la que Alfonso Guerra diría en 1964 que contenía a
las promesas del cine español. De ella salieron -con el tiempo- muchos
nuevos directores como Vicente Aranda o Jaime Camino, así como
numerosas películas (La tía Tula). Todos estos nuevos nombres que
surgieron en este momento formarían el movimiento que se denominó “el
nuevo cine español”.

La década de los setenta resultó, si cabe, aun más crucial en el
campo de la industria cinematográfica que en el político. Debido a una
serie de factores, el cine español atravesó una de sus mayores crisis
en estos años. En primer lugar, una de las razones es la de que la
inmensa mayoría de las salas de cine estaban totalmente obsoletas. En
segundo lugar, y con consecuencias aún más graves, durante estos años
la televisión fue convirtiéndose en un aparato muy frecuente en todos
los hogares españoles. Así, el mercado del cine español experimentó una
caída que otros países europeos ya habían atravesado tiempo atrás.
Debido a estas dos razones, muchos empresarios se vieron obligados a
gastar grandes cantidades de dinero en reformar las salas, para ser más
competitivos con la televisión, o simplemente tuvieron que cerrar.

Recién en los últimos años de la década de los setenta, y los años
ochenta, se puede encontrar de nuevo con el buen funcionamiento de la
industria cinematográfica española. Hay que destacar en estos años
posteriores al franquismo la diversificación de los temas de las
películas, con un especial refuerce de los temas relacionados con el
sexo. La razón para ello es clara: con la desaparición de la odiada
censura, comenzó a llegar del extranjero todo tipo de material que
hasta entonces había estado prohibido.También durante estos años surgen
películas con intenciones experimentales, como el cine poético que
intentó crear Jaime de Armiñán en La hora bruja (1985).

Se puede decir que es en la década de los ochenta cuando muchos
grandes directores de hoy en día encuentran su momento para rodar
películas. Así, Pedro Almodovar, dirigió, entre 1980 y 1990, siete
filmes. José Luis Garci consiguió ganar un oscar en 1982 con Volver a
empezar. Hubo en esta época muchos otros directores que ganaron
experiencia, como Bigas Luna, Montxo Armendariz, o Carlos Saura. La
fundación de la “Academia de las artes y las ciencias cinematográficas”
en 1986 estableció un punto de apoyo para los que necesitaban un apoyo.
Además, hoy en día, gracias a las XV ediciones de los premios Goya que
ha entregado la Academia, el cine español empezó a adquirir prestigio.

PEDRO ALMODÓVAR, UN CLÁSICO DEL CINE ESPAÑOL

Pedro Almodóvar Caballero nació en Calzada de Calatrava (Ciudad
Real). Se trasladó con su familia a Extremadura donde estudió
bachillerato elemental y superior… y dactilografía. Actividad que le
sirvió en toda su carrera. En Cáceres recibió una intensa educación
religiosa, salesiana, para ser más preciso. “Un ritmo y una pesadilla”,
según palabras de Almodóvar. A los 11 años, ante la ausencia de
manifestaciones divinas, dejó de creer en Dios.

El cine empieza a ocupar un lugar en el mundo Almodovar. Un poco
antes, de su amor por el cine, descubre la lectura a través de la
colección Reno, de la mano de Julio Verne, Françoise Sagan, Mika
Waltari, Herman Hesse, Lahos Zilahy y Walter Scott. La infancia de
Almodovar fue muy distinta a la de otros niños (sin juguetes, ni
amigos), “Desde pequeño mi espectáculo favorito era oír hablar a las
mujeres”. A los 16 años rompió con su familia (que le tenía preparado
un futuro de oficinista en un banco del pueblo) y partió hacía Madrid a
cultivarse de acuerdo con su naturaleza. Una vez instalado en la
capital Española, Pedro se decidió por estudiar y trabajar al mismo
tiempo. El trabajo de auxiliar administrativo en una telefónica le
proporcionó un valor y una experiencia incalculable sobre la concepción
de la clase media-baja española. También, la posibilidad de comprarse
una cámara de súper 8 y empezar a filmar. Integró el grupo de teatro
Los Goliardos y escribo algunos relatos que aparecieron en revistas
como El Vívora. Desde ese momento comenzó a relacionarse con el
underground de Madrid y de Barcelona (Mariscal, Nazario, Ocaña,
etcétera).

Pedro Almodovar fue protagonista de la explosión madrileña desde
1977 hasta 1983. Participó en toda diversión posible y en fotonovelas
porno-punki que fueron realizadas para El Vívora. Canto, Bailo y
escribió en periódicos y revistas (Parte de esta obra se recopila en
forma de libro). Actuó con el grupo Almodóvar-MacNamara, destrozando
todos los géneros, desde el pop al rock más sucio, pasando por las
rancheras. En la actualidad, el cine de Pedro Almodóvar se define por
sí mismo y ha logrado convertirse en una especie de movimiento
cinematográfico. Aquí presentamos algunas de sus películas:

1982 Laberinto de pasiones

1984 ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

1986 Matador

1987 La ley del deseo

1988 Mujeres al borde de un ataque de nervios

1989 Átame 1991 Tacones lejanos

1993 Kika

1995 La flor de mi secreto

1997 Carne trémula

1999 Todo sobre mi Madre

2001 Hable con ella

2003 La mala educación

EL CINE ESPAÑOL HOY

Antes del verano de 1999, el Ministerio de Cultura obliga a
distribuir películas de la Unión Europea para conseguir las licencias
de doblaje de las extracomunitarias (Hollywood en su mayoría). En 1999,
se suprime esta cuota y queda sólo la de pantalla -obligación para los
exhibidores en una proporción de una película de la UE por cada tres
extracomunitarios- o por cada cuatro en poblaciones de menos de 20.000
habitantes o que se exhiba en una segunda lengua oficial.

LA TELEVISIÓN

La mencionada ley obliga a los operadores de televisión a invertir
en cine un 5% de los ingresos totales. La ley empieza a incumplirse,
por permisividad quizás, porque la futura fusión de las dos grandes
plataformas digitales españolas (Canal Satélite y Vía Digital) ha
mantenido en suspenso estas inversiones, en las que el cine español
había confiado demasiado, paralizándose varios proyectos temporalmente.

EL IMPULSO DEL CINE ESPAÑOL

Personalidades, culturas y formaciones diferentes, difícilmente se
podrían agrupar bajo algunas movimientos de identidad, quizás sea eso
lo que ha generado esa variedad genérica que ha reconciliado al cine
español con su público. Lo más ilustrativo sería hacer una relación de
los más relevantes, sus inquietudes y sus aportaciones al panorama.

LOS MÁS RENTABLES

ALEJANDRO AMENÁBAR: Sorprendió con Tesis, un
thriller sobre las snuff-movies y arrasó con el suspenso onírico de
Abre los ojos. Hay que buscar en él las principales claves de la
revolución del cine español. Admirador de Hitchcock y Spielberg,
director de un cine de género, ha arrastrado hasta las salas
comerciales a un público joven permanentemente desinteresado por el
cine español. Su último trabajo –los otros- es un muy logrado thriller
de terror psicológico, con la interpretación de Nicole Kidman.

JUANMA BAJO ULLOA: Otro factor clave. Después de
realizar dos interesantes películas intimistas, Alas de mariposa (1991)
y La madre muerta (1993), rueda Airbag (1997), un éxito inédito que
llega a los dos millones y medio de espectadores y marca un antes y
después en la exhibición de películas españolas. Con claras influencias
de Tarantino, y variados modelos americanos, la crítica machaca a la
película y se comienza a poner en cuestión la inconveniencia de copiar
modelos ajenos para conseguir resultados en taquilla.

MANUEL GÓMEZ PERERIRA: Revitalizador de la comedia
en España, tras fórmulas que parecían ya muy gastadas, debuta con Salsa
rosa (1991), y a lo largo de cuatro comedias más y un thriller fallido,
es uno de los directores más solventes y efectivos del actual panorama.
Quizás su obra más interesante sea El amor perjudica seriamente la
salud (1997), una comedia elegante en la mejor tradición americana.

ALEX DE LA IGLESIA: Otro de los que conectan mejor
con los jóvenes. Aliado con el popular cómico y después realizador
Santiago Segura, marca una época con El día de la bestia, llena de
humor y acción, y con Muertos de risa, una espléndida película sobre
una pareja de cómicos, que es todo un éxito, pero que nadie entiende al
resultar muy amarga y esperar el público (de Segura y Wyoming, sus dos
populares protagonistas) una comedia al uso. Arremete con “la
comunidad”, comedia de humor negro que fue otro éxito de taquilla, y
recientemente presentó su último trabajo “800 balas” (un homenaje a los
westerns spaghetti).

JULIO MEDEM: Realizador de un cine muy personal,
quizás su apartado fuese el de los outsiders, pero la amplia
repercusión de sus películas exige su inclusión en este. Se trata de un
cine muy sensorial, metafórico y obtuso, abierto a las más diversas
interpretaciones. Tras debutar con la sorprendente Vacas (1992), se
hace definitivamente conocido con “Tierra” y “Los amantes del Círculo
Polar”, obras progresivamente más maduras y excelentes, hermosas y
poéticas. En “Lucia y el sexo” no puede mantener el mismo nivel de sus
anteriores productos fílmicos y decide virar su interés hacía el género
documental-testimonial “la pelota vasca. La piel contra la piedra”, un
documental que presenta 70 opiniones de políticos, intelectuales y
victimas sobre el conflicto vasco y las acciones de la ETA.

SANTIAGO SEGURA: Popular showman y cómico
televisivo, sólo ha realizado Torrente: el brazo tonto de la ley, Hasta
el día de hoy la película más taquillera de la historia del cine
español, donde crea un personaje racista, fascista y rastrero que se ha
ganado no pocas críticas.

EN EL TERRENO DE LOS SENTIMIENTOS

Junto a un cine, que no ha dejado de cumplir lo que el público
deseaba en su fuero interno, “que las películas españolas fuesen más
como las americanas”, un conjunto de jóvenes ha optado por un cine
intimista, desmarcado de los parámetros del cine de autor, más ligero y
digerible, pero adentrado en el territorio de historias más cercanas y
humanas.

ISABEL COIXET: Cronista del desamor, impactó con
Cosas que nunca te dije, que tuvo que rodar en EEUU por falta de
financiación, y ha rodado recientemente A los que aman, donde se
mantiene fiel a algunas de las constantes de su obra anterior.

CHUS GUTIERREZ: Apadrinada por Fernando Trueba en
su debut, Sublet (1992), ha ido madurando su cine hasta una magnífica
película, aplaudida en círculos minoritarios aunque no haya acabado de
funcionar en taquilla, “Insomnio”.

GRACIA QUEREJETA: Hija del importante productor
Elías Querejeta, ha superado el vuelo de dos películas discutidas y el
mal trago de ser hija de…, con Cuando vuelvas a mi lado, una película
de actrices, la tercera que dirige, y su mayor éxito hasta el momento.

DAVID TRUEBA: Prolífico escritor y guionista,
hermano de Fernando Trueba, sólo ha dirigido La buena vida, aunque
puede contarse entre lo mejor de los años 90. Ha comenzado el rodaje de
su segunda película Obra maestra, donde vuelve a recurrir al recurso de
contar con dos cómicos de renombre nacional, Santiago Segura y Pablo
Carbonell.

EN TERRITORIO COMANCHE

Juegan con el thriller, el drama o cualquier género que se le presente, su carrera es incierta y sus resultados irregulares.

MARIANO BARROSO: Después de la repercusión de sus
primeras películas Mi hermano del alma y Extasis, no ha estado a la
altura con Los lobos de Washington, aunque su vieja condición de
promesa del cine español hace pensar que remontará el vuelo.

DANIEL CALPARSORO: Cronista oficial de la crisis
terrorista vasca, y otros problemas sociales de su entorno, a falta de
otras aportaciones, ha cambiado de tercio con Asfalto, una comedia
donde traslada la acción a Madrid.

AGUSTÍN DÍAZ YANES: Guionista, sólo ha dirigido
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995), y aunque no ha
vuelto a dirigir desde entonces, el impacto y la consideración a esta
película hacen que haya que tenerlo en cuenta para el futuro.

ENRIQUE URBIZU: Dotado de una particular buena mano
para el policíaco, género muy poco desarrollado en España, consigue una
excelente película con Todo por la pasta. No ha dirigido desde Cachito
(1996).

JAVIER FESSER : jugó con la estética del cartoon en El milagro de P Tinto, comedia delirante muy bien lograda.

DANIEL MONZÓN: con El corazón del guerrero, un film
de aventuras según sus propios gustos de cinéfilo y crítico de cine.
Interesante su voluntad de buscar nuevos caminos en el cine español.

LOS CLÁSICOS

¿Quién queda de la vieja guardia? pocos, muy pocos: aunque sus
nombres siguen siendo tan reverenciados como para que sus obras reciban
todavía la máxima atención.

Es el caso de Luis García Berlanga, el gran maestro, al que se le
profesa una veneración con la que sólo puede competir el nombre de Luis
Buñuel, aunque este último hiciese muy poco cine propiamente español.
Mientras Placido (1960) y El verdugo (1963) son ya considerados
clásicos en toda regla, Berlanga todavía ha estrenado este año una
película más, Paris-Tombuctú, recibida con división de opiniones y
última película de su filmografía, según él mismo anuncia.

Peor está el panorama para Juan Antonio Bardem, el clásico de una
obra maestra tan reputada en este país como Calle Mayor (1956), estrenó
en 1997 Resultado final, después de 15 años sin filmar más que para
televisión. No le pudo ir peor, toda la atención recayó sobre la
elección como protagonista de Mar Flores, (estrella de las
publicaciones amarillas del país), los resultados en taquilla no fueron
ni de lejos el boom que podía esperarse, y la vieja elegancia del cine
ideológico del director, se vio sustituida por un burdo panfleto
comunista, sin el más mínimo atisbo del talento que podría seguir
exhibiendo. Su próximo proyecto es Regreso a la Calle Mayor, lo que
puede dar una idea al lector de la falta de expectativas en la carrera
del antaño muy significativo director español.

De los más clásicos, podemos cerrar con Fernando Fernán Gómez.
Mientras este ilustre actor sigue teniendo una activa carrera delante
de la cámara, no ha dejado de ir entregando alguna que otra película.
Si la última fue Pesadilla para un rico, que no fue muy bien recibida,
ahora se enfrentaba al estimulante proyecto Lázaro de Tormes, que ha
tenido que abandonar por motivos de salud, y donde ha sido sustituido
por Jose Luis García Sánchez en la dirección y por Francisco Rabal en
el reparto.

Serían pues los tres nombres más significativos de algunas de las
páginas más gloriosas de la historia del cine español, con suerte
desigual, pero aún al pie del cañón, suscitando intereses variados,
admiraciones y reservas. ¿Que papel cumplen?. Quizás el dar constancia
de un pasado más brillante y más interesante de lo que el público
mayoritario cree.

LOS EXPERIMENTADOS

Exceptuando a estos clásicos, hay toda una generación de nombres
consagrados y reputados en la que podríamos incluir a todos los
realizadores que debutaron entre los años 60 hasta los años 80, previo
al boom de los 90. Sin que su prestigio haya bajado ni subido enteros,
el interés por el cine español ha repercutido también en sus obras:
quizás sin esta revolución nunca hubiesen podido soñar con este
rendimiento en taquilla y esta popularidad. Podríamos destacar en este
apartado a cineastas como:

MONTXO ARMENDARIZ: Debutante en los años 80 con el
espléndido largo Tasio (1984) y ganador de la Concha de Oro de San
Sebastián con Las cartas de Alou (1990), ha roto las taquillas con una
obra magistral, Secretos del corazón (1997).

FERNANDO COLOMO: Uno de los nombres más
significativos de la llamada “comedia madrileña de los años 80”, ha
tenido una enorme respuesta popular por parte del público joven, con
Los años bárbaros, que retrataba en clave de comedia un desconocido
episodio del franquismo, y Cuarteto de La Habana.

RICARDO FRANCO: Desarrollada toda una carrera como
cineasta maldito, encontró antes de morir el aplauso generalizado con
La buena estrella, una película de una gran carga emotiva y una enorme
repercusión que es ya un clásico del cine español. Sólo pudo rodar
después Lágrimas negras, una especie de recordatorio autobiográfico de
sus amores juveniles con Jean Seaberg, que no ha tenido ni de lejos el
reconocimiento comercial y artístico de su obra anterior.

JOSE LUIS GARCI: Sistemáticamente maltratado por la
crítica, el que fue primer Oscar español con Volver a empezar (1983), y
ahora popular presentador de un cine-club en la televisión estatal, se
ha embarcado en esta década en una serie de adaptaciones literarias de
diverso signo: Canción de cuna de Gregorio Martínez Sierra, La herida
luminosa de Josep Maria de Segarra y El abuelo de Benito Pérez Galdós,
un rotundo éxito.

JOSE LUIS CUERDA: Un veterano de éxito creciente,
si la década de los 80 El bosque animado, según Wenceslao Fernández
Flórez, fue un éxito, ahora barre en taquilla con La lengua de las
mariposas, un relato sobre los albores de la Guerra Civil, con el
sorprendente beneplácito de un público eternamente reacio a que su cine
insista con ese tema.

MANUEL GUTIERREZ ARAGÓN: Autor de culto en los 80,
rueda poco, pero obtiene más repercusión de lo normal. Cosas que dejé
en La Habanamuestra el problema de los emigrantes cubanos.

CARLOS SAURA: Ha emprendido un ciclo de
experimentación con la luz, gracias a su colaboración con Vittorio
Storaro, colaborador de Coppola y Bertolucci. Tango y Goya en Burdeos
son sus últimas aportaciones.

MARIO CAMUS: Compañero de generación de los
anteriores, este no atraviesa su mejor época. Representante del cine de
adaptaciones literarias de los 80, Los santos inocentes o La colmena.
Su más reciente película La ciudad de los prodigios ha sido masacrada
por crítica y público. Al entrar la década de los 90 ya eran historia
del cine español, quizás el momento que vivimos sólo les ha supuesto un
peldaño más y ha sido el público el que más ha aprendido descubriendo
su cine.

SE ENCUENTRAN ARRIBA

Poco hay que decir de Pedro Almodóvar, ha ganado todo los premios
habidos y por haber con Todo sobre mi madre, y en marzo ¿le espera el
Oscar?. De todas formas cabe detenerse en el cambio que ha
experimentado su cine en los años 90. De unas comedias locas, ligeras,
llenas de sexo y un humor muy particular, ha pasado a unos dramas
cerrados, opresivos y amargos de los que Todo sobre mi madre sólo es el
último ejemplo.

En cuanto a Fernando Trueba, el prestigio y la popularidad que fue
acumulando en los 80, se ha certificado en los 90 con un Oscar, (Belle
Epoque), una comedia americana (Two much), más conocida por los
avatares rosas de la pareja Antonio Banderas-Melanie Griffith, y una
magnífica comedia sobre un episodio de la historia del cine español,
(el rodaje de películas folclóricas en la Alemania nazi), La niña de
tus ojos.

Podríamos incorporar a este apartado a Vicente Aranda. Realizador en
los años 80 de películas muy populares como El Lute o Amantes, sigue su
carrera en los años 90 de forma muy irregular: su última película
Celos, (donde destaca la interpretación de Daniel Giménez-Cacho), ha
tenido menos suerte en taquilla de la esperable.

Y no hay que descartar a Bigas Luna, cineasta mediterráneo por
excelencia y realizador de films como Jamón jamón, se ha desmarcado
últimamente con un excelente drama romántico, La camarera del Titanic,
y una película histórico sobre Goya Volaverunt, muy mal recibida y
estrenada casi al mismo tiempo que la de Saura. Cuatro asentados, que
no precisaban de revolución para seguir a la suya, con sus temas, su
propio cine y sus adeptos.

EL CINE SOCIAL

Cuando el cine político no existe, el patético ejemplo de Bardem no
puede tomarse en cuenta, gran parte de la crítica ha lamentado la falta
de un retrato del tiempo que nos ha tocado vivir. Se ha criticado la
excesiva intemporalidad de las narraciones, y la ausencia de unas
inquietudes propias. De todas formas han ido surgiendo algunos títulos
aislados de un muy considerable nivel, que cumplen perfectamente la
función de denuncia y/o reflejo de la realidad.

BARRIO: Después de debutar con la divertida farsa
Familia, Fernando León dirigió esta película sobre las tribulaciones de
unos adolescentes en un depauperado barrio marginal de Madrid.

SOLAS: Dirigida por el debutante Benito Zambrano,
es la única película que la ha plantado cara y (quizás ha ganado) en el
aprecio del público a Todo sobre mi madre. Una historia de una inmensa
ternura sobre la soledad y los sufrimientos de unos personajes en la
gran ciudad. No tiene intenciones explícitas de denuncia social pero
muestra perfectamente problemáticas como la falta de perspectivas
laborales, la desatención de los ancianos…

FLORES DE OTRO MUNDO: Dirigida por la actriz Iciar Bollaín, muestra los problemas de mujeres emigrantes en un medio rural.

PÍDELE CUENTAS AL REY: Dirigida por el debutante
Jose Antonio Quirós, es una película sobre el paro y los problemas de
la minería, que recibió el Premio del Público en el Festival de
Valladolid.

EN LA PUTA CALLE: La película que más directamente
trata el problema del paro. Dirigida por Enrique Gabriel, que acaba de
filmar con Luppi Las huellas borradas. Estamos lejos de llegar al nivel
de Gran Bretaña, con Ken Loach y todos los que han seguido su estela,
pero poco a poco se van realizando películas con estas inquietudes
sociales, y se va cubriendo el vacío que había hasta ahora.

LOS OUTSIDERS

Hay un puñado de directores, pequeño pero significativo, a los que
no les preocupa nada los vientos que soplan en el cine español actual,
van a la suya, hacen el cine en el que creen, lo hacían hace diez años
y si se pueden permitir seguir en activo, lo continuaran haciendo
dentro de diez años.

Si algún nombre ha representado más que ninguno a estos directores
ha sido el de Víctor Erice. Director de tres películas en los últimos
27 años: El espirítu de la colmena (1973), El sur (1983) y El sol del
membrillo (1992), únicas e inclasificables en la historia del cine
español. Se esperaba su cuarta película, El embrujo de Shangai basada
en una novela de Juan Marsé, proyecto que ha abandonado al exigirle al
productor Andrés Vicente Gómez, quizás el productor más poderoso del
país, una duración de tres horas, y al no transigir este, parece que el
proyecto va a ir a manos de Fernando Trueba, habitual colaborador de
Gómez.

Pero no es el único. Jose Luis Guerín, director de películas tan
personales como Los motivos de Berta (1985) y de un documental
irrepetible acerca del El hombre tranquilo, Innisfree, sigue
despertando la admiración de círculos minoritarios, esta vez con Tren
de sombras (1998).

Un ejemplo más sería Marc Recha con El árbol de las cerezas, relato
rural alejado de tantas convenciones, y hay que tener también muy en
cuenta el nombre de Pablo Llorca, con obras como Jardines colgantes y
Todas hieren, de difícil distribución, discutibles si se quiere, pero
tan diferente al resto de la producción. Como representantes del
documental, género siempre difícil, pero que con el tiempo va
consiguiendo colarse en las carteleras (véase el ejemplo de Wim Wenders
con Buena vista Social Club), en España destacan Javier Rioyo y Jose
Luis López Linares, con obras como Asaltar los cielos, sobre Ramón
Mercader (asesino de Trotsky), Lorca así que pasen cien años, realizado
para el centenario de Lorca, y el recientemente estrenado A propósito
de Buñuel, también coincidiendo con el centenario del director.

Este tipo de directores son indispensables para cualquier país,
siempre es necesario que haya artistas fuera del tiempo y de cualquier
corriente. La lista podría ampliarse, se incluirían nombres que
intentan batallar en pequeños festivales, escuelas de cine y
productores, intentando saltar, no al estrellato, no les interesa,
intentando saltar a la oportunidad , tan difícil según con que tipo de
cine, de estrenar ante un público, cada vez más abierto, pero todavía
reacio a propuestas de lo que podría denominarse “cine de autor”.

Festival de Cine Español de Málaga

Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Semana Internacional de Cine de Valladolid

Festival Internacional de Cinema de Catalunya

Festival Internacional de Cine de Gijón

Bibliografía:

– GUBERN, Román, Historia del cine, 1995 –

MOIX, Terenci, La gran historia del cine, 1996 –

VARIOS, Historia del cine español, Madrid, 1995 –

VARIOS, Gran Enciclopedia Larousse -ZUÑIGA, Ángel, Una Historia del cine, Barcelona, 1948


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