Imperio (Inland Empire). 176 minutos Escrita y dirigida por David Lynch, con Laura Dern, Justin Theroux y Jeremy Irons.
Por Gastón Molayoli
Explicar el argumento de Imperio en resumidas cuentas serÃa
innecesario. La pelÃcula no deja manifiesta la interpretación unÃvoca
de lo que está sucediendo. Se puede decir, eso sÃ, que se trata del
rodaje de una pelÃcula (otra vez el cine dentro del cine, retomando la
posta de El camino de los sueños) y que su protagonista es vÃctima de
diferentes situaciones no muy agradables.
Sin embargo no se trata de eso. Y allà es donde esa “ambigüedad
inmanente de lo real†que tanto reclamaba Bazin en desmedro de la
manipulación arbitraria del artista, se ve anulada completamente. Lynch
no libera psicológicamente al espectador sino que lo encierra en una
cápsula negra dispuesta a ser poblada por sus sentidos. No existe una
lógica narrativa más importante que la experiencia sensorial que el
autor propone.
En este punto nunca tuvo tanta importancia el trabajo con la banda
sonora, repleta de ruidos extraños que reafirman la desconocida
oscuridad de los espacios, cada uno poblado por una atmósfera sonora, a
veces casi imperceptible, que puebla las paredes de esta cárcel
sensorial.
II
Un personaje extraño, que vive situaciones extrañas, delirante,
esquizofrénico, desviado, perdido, no necesariamente genera distancia.
Nikki Grace, no es un vector de verdad psicológica que nos revela un
tránsito lógico por los rincones de ese mundo ajeno. Ella también es
“incoherenteâ€, “incomprensible†y, al mismo tiempo, el móvil. El
espectador está encerrado con ella, y recibe perplejo -como ella-, la
sucesión de acontecimientos sorprendentes.
Es necesario averiguar que está dispuesta a hacer, hasta donde puede
llegar en su cruzada. Y es necesario, como espectador, no abandonarla
en su empresa, porque no debe haber pesadilla más grande en Imperio que
permanecer estático frente a puertas entreabiertas. Lynch impone la
curiosidad ante lo nuevo como motor narrativo.
III
Es posible que todas las caracterÃsticas enumeradas sean
adjudicables a gran parte de las pelÃculas del director norteamericano.
Pero en este caso confirma la enorme potencialidad que revelaba en las
anteriores. La justificación reside en experimentar las casi tres horas
que dura el film porque es imposible asumir distancia frente a la mejor
pelÃcula del año; se rechaza completamente o se ama completamente.
Imperio es una poderosa fuerza centrÃpeta de la cual resulta imposible
escapar.